Tokyo, Japón / París, Francia, 17 de junio de 2025.– La histórica alianza entre Nissan y Renault sigue transformándose. Esta semana, el CEO global de Nissan, Iván Espinosa, confirmó al diario japonés Nikkei que la firma japonesa planea reducir su participación accionaria en Renault, bajando del 15% actual al 10%. La medida forma parte del proceso de “desacoplamiento” que ambas automotrices iniciaron formalmente en marzo de 2025, después de más de dos décadas de una alianza estratégica que alguna vez lideró la industria automotriz mundial.
De concretarse, la venta de este 5% generaría una entrada cercana a los 100 mil millones de yenes (alrededor de 640 millones de dólares) para Nissan, recursos que según Espinosa serían redirigidos a la inversión en el desarrollo de nuevos vehículos, especialmente en un momento donde la competencia, los costos y las tensiones comerciales exigen una aceleración en innovación y posicionamiento.
“Estamos reduciendo nuestras participaciones cruzadas para invertir en vehículos”, afirmó el CEO mexicano, quien desde el año pasado dirige los destinos globales de la firma japonesa.
La relación de Nissan con Renault ha sido objeto de constante revisión en los últimos años, especialmente tras las turbulencias generadas por el caso de Carlos Ghosn, la pandemia y los cambios en la industria hacia la electromovilidad. Con este nuevo paso, la alianza busca un nuevo equilibrio, más enfocado en proyectos conjuntos que en una integración estructural.
Renault pierde a su arquitecto: Luca de Meo se despide del sector automotriz
A este anuncio se suma otro movimiento de alto impacto: Luca de Meo, actual CEO de Renault, dejará su puesto a mediados de julio para emprender una nueva etapa como CEO del grupo de lujo Kering, dueño de marcas como Gucci, Saint Laurent y Balenciaga.
La noticia, confirmada por Renault el domingo pasado, representa la segunda salida de alto perfil en el sector automotriz europeo en lo que va del año, tras la renuncia de Carlos Tavares de Stellantis.
Durante su gestión, De Meo logró reperfilar a Renault como un competidor más ágil, rentable y enfocado en tecnologías híbridas y eléctricas. Además, redefinió el acuerdo con Nissan, impulsando una mayor autonomía para ambas empresas y facilitando que Nissan ganara voz y voto más equitativo dentro de la alianza.
En contraste, Kering atraviesa una etapa de incertidumbre. La firma ha perdido más del 60% de su valor bursátil en los últimos dos años, en gran parte por la desaceleración de Gucci, su principal generador de ingresos. La llegada de De Meo busca precisamente inyectar una visión de reorganización empresarial desde fuera del mundo de la moda, lo que marca un giro inesperado pero estratégico.
La decisión de Nissan de reducir su stake en Renault también debe entenderse en el contexto global actual, marcado por nuevas barreras comerciales, especialmente en Norteamérica, donde la administración de Donald Trump ha instaurado aranceles del 25% a vehículos importados y endurecido la presión sobre la relocalización de producción.
Este nuevo entorno geopolítico obliga a fabricantes como Nissan a fortalecer sus capacidades de desarrollo interno y aumentar su resiliencia operativa, apostando por una cartera de producto diversificada y adaptada a distintos mercados. En este sentido, la posible liberación de recursos financieros podría representar una ventaja estratégica para Nissan en su transición hacia vehículos eléctricos más asequibles y accesibles, como el esperado “EV pequeño” que la marca ha insinuado para mercados emergentes y que podría incluso producirse en México.
Desde su creación, la alianza Renault-Nissan ha sido una de las más emblemáticas de la industria. En 1999, Renault rescató a Nissan de una profunda crisis financiera, y con el tiempo consolidó una estructura compartida que llegó a incluir a Mitsubishi. Sin embargo, los cambios en el entorno, el declive de modelos de integración vertical, y la creciente competencia china han empujado a ambas compañías a replantear sus prioridades.
El propio Espinosa enfatizó que no se ha roto el acuerdo de cooperación, pero los pasos recientes muestran una tendencia clara: menos control cruzado, más autonomía operativa y foco total en la innovación.
Con información de Reuters y Nikkei.