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Aranceles de Trump provocan pérdidas multimillonarias para GM y Stellantis, incertidumbre para Japón, Europa y México

Las nuevas tarifas comerciales impuestas por EE.UU. ya están cobrando factura. General Motors y Stellantis reportaron pérdidas multimillonarias en el primer semestre de 2025, mientras Japón negocia condiciones más favorables y Europa intenta evitar el mismo golpe.

Antonio Filosa, CEO de Stellantis (izquierda); Donald J. Trump, Presidente de EE.UU. (centro); Mary Barra, CEO de General Motors (derecha).

Washington D.C. / CDMX, 23 de julio de 2025.- Las políticas comerciales del presidente Donald Trump no dejan de colocarse en el centro del debate económico global, con consecuencias directas y cuantificables para las principales armadoras automotrices estadounidenses. General Motors y Stellantis ya han reportado pérdidas significativas en el segundo trimestre de 2025 debido al impacto de los nuevos aranceles impuestos por EE.UU., mientras que Japón recién logró negociar una reducción en los aranceles originalmente propuestos. Europa aún espera una resolución y México, aunque se mantiene dentro de las reglas del T-MEC, enfrenta un entorno de creciente tensión frente a la renegociación inevitable del tratado comercial con EE.UU y Canadá.

General Motors: un golpe de US $1,100 millones en solo tres meses

General Motors —símbolo de la industria automotriz estadounidense— se ha convertido en una de las principales víctimas colaterales de las políticas arancelarias que, en teoría, deberían proteger a empresas como ella. La armadora reportó una caída del 35% en su utilidad neta durante el segundo trimestre de 2025, situándose en $1,900 millones de dólares, mientras que el impacto de los aranceles representó una pérdida directa de $1,100 millones de dólares desde que entraron en vigor en abril pasado.

Sus ingresos globales también se redujeron un 1.8%, cerrando el trimestre en $47,100 millones de dólares. En Norteamérica, el golpe fue aún más severo: su utilidad operativa antes de impuestos cayó un 46%, a $2,400 millones, en una región que tradicionalmente ha sido su bastión comercial. Estas cifras reflejan que, lejos de impulsar la competitividad, los aranceles están asfixiando a las propias empresas que supuestamente buscan proteger. ¿Ya se habrá cansado el gobierno estadounidense de "ganar"?

Stellantis anticipa pérdidas aún mayores

En una nota aún más alarmante, Stellantis reportó una pérdida neta de $2.3 mil millones de euros (aproximadamente 2.7 mil millones de dólares) durante la primera mitad de 2025. Aunque la compañía estima que los aranceles representaron solo 300 millones de euros de ese total, su CFO, Doug Ostermann, advirtió que esta cifra podría duplicarse o incluso triplicarse en la segunda mitad del año, ya que los aranceles comenzaron a aplicarse a mitad del primer semestre.

La empresa, propietaria de marcas como Jeep, Peugeot, Fiat y Ram, ya ha reducido envíos y ajustado su producción para adaptarse al nuevo panorama. Sin embargo, la escalada de tarifas arancelarias podría dejar un impacto de entre 1 y 1.5 mil millones de euros solo este año. En contraste, Stellantis concluyó este año su expansión en Saltillo, donde ha recomenzado la fabricación del modelo Ram 1500 en los últimos meses.

Stellantis mueve sus fichas: reduce producción en EE.UU. y acelera lanzamiento de pickups Ram en Saltillo, México
La planta de Stellantis en Saltillo retomará la producción de la RAM 1500 en 2025. Esta decisión refuerza su papel estratégico dentro del portafolio de pickups del grupo, en un contexto marcado por ajustes arancelarios y reconfiguración regional.

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Japón consigue un "acuerdo", pero genera fricciones

En un intento por evitar una guerra comercial con uno de sus principales aliados, el gobierno de Trump negoció un acuerdo con Japón que reduce los aranceles a las exportaciones automotrices niponas del 27.5% al 15%. A cambio, Japón acordó un paquete de inversiones y préstamos por 550 mil millones de dólares hacia EE.UU.

Este acuerdo ha sido bien recibido por las automotrices japonesas, pero ha generado malestar en las armadoras estadounidenses, que aún enfrentan tarifas más altas en sus exportaciones desde plantas ubicadas en México y Canadá al considerar el trato especial del contenido no-estadounidense que ha mantenido los aranceles en un promedio de 21% para el caso de México, de acuerdo con datos de las aduanas nacionales.

El trato, aunque estratégico para evitar mayores tensiones con Japón, pone en entredicho la coherencia de una política que, en la práctica, eleva los precios de los automóviles para los consumidores estadounidenses y pone presión innecesaria en toda la cadena de suministro automotriz en Norteamérica.

Europa, expectante ante un posible acuerdo

Impulsados por el acuerdo entre EE.UU. y Japón, los fabricantes europeos han comenzado a presionar a sus gobiernos para lograr una reducción similar en los aranceles. Las acciones de las armadoras en el continente, como Volkswagen, BMW y Stellantis (que incluye algunas marcas de origen europeo), han repuntado ante la expectativa de un arreglo comercial con EE.UU., antes de la fecha límite del 1 de agosto impuesta por Trump.

Sin embargo, esta fecha ha sido ya pospuesta anteriormente, por lo que las dudas persisten sobre la capacidad del bloque europeo para obtener condiciones favorables antes de que nuevas tarifas más agresivas entren en vigor.

México: estabilidad dentro del T-MEC, pero con amenazas externas

A diferencia de otros países, México no enfrenta directamente los nuevos aranceles, gracias al amparo del T-MEC y al cumplimiento de las reglas de origen por parte de las armadoras establecidas en el país. Así lo aseguró la presidenta Claudia Sheinbaum, quien destacó que “ninguna empresa nos ha dicho que se va a mover de nuestro país”, e incluso mencionó el reciente traslado de parte de la producción de Nissan desde Argentina hacia México como muestra de confianza.

No obstante, Sheinbaum reconoció que las armadoras europeas que exportan bajo el estatus de “nación más favorecida” sí enfrentan tarifas más elevadas, aunque por ahora ninguna ha manifestado intención de reubicarse. El gobierno mantiene comunicación directa con el sector automotriz y con la Secretaría de Economía para garantizar la certidumbre comercial y preservar las inversiones.

¿Una política sin lógica?

Más allá de las cifras, algunas de las decisiones de la administración Trump rayan en lo absurdo. En declaraciones recientes, el presidente amenazó con prohibir la venta de autos europeos en EE.UU. si las farmacéuticas no bajan los precios de sus medicamentos. La declaración, ilógica desde cualquier ángulo —pues se trataría de castigar a la industria automotriz por acciones de empresas completamente ajenas—, ha encendido críticas sobre la viabilidad, coherencia y legalidad de las medidas comerciales que impulsa la Casa Blanca.

Este tipo de amenazas improvisadas no solo generan incertidumbre, sino que pueden tener efectos devastadores para sectores estratégicos como el automotriz, afectando a decenas de miles de trabajadores, consumidores e inversionistas por igual.

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