En 1925, Ford fue la primera empresa automotriz en establecerse en México, convirtiéndose en el precursor de la industria automotriz que detonó nuevas y mayores inversiones financieras. Henry Ford inauguró la primera planta de ensamblaje en calzada de Balbuena y prolongación Candelaria en la Ciudad de México. Esa planta producía cinco Ford Modelo T al día, vehículo que estandarizó el volante a la izquierda.
Con el paso del tiempo, la producción de Ford se trasladó a las afueras de la ciudad. Se incrementó el número de unidades que se producían y desbordaba la capacidad de los importadores y concesionarios para atender las necesidades de mantenimiento, refacciones y control de calidad de todos esos vehículos. Para resolverlo, Ford implementó mano de obra capacitada y la proveeduría de insumos y piezas básicas para el funcionamiento de los automóviles. Para esa época, Ford preparó la circulación de 3,200 autos y 1,943 camiones; los modelos T en sus múltiples variantes, como el Tudor sedán y el descapotable Touring que formaban parte del paisaje mexicano.
Actualmente, Ford de México es clave para el papel estratégico, el desarrollo y la innovación de vehículos. Cuenta con cuatro plantas en distintos puntos del país, con un aproximado de 10,197 empleados en México, un centro de ingeniería que con alrededor de 2,000 ingenieros. Además, los dos modelos más importantes de Ford se hacen en México: la planta en Cuautitlán produce el primer vehículo eléctrico en el país, el Mustang Mach-E, y la planta de Hermosillo es la encargada de fabricar la sexta generación del Ford Bronco.