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El T-MEC es hoy más valioso que nunca: la gran tarea es mantenerlo

Hoy más que nunca, producir en México no es solo conveniente: es vital. Emilio Cadena advierte que perder esta ventaja estratégica sería un error histórico. ¿Está el país listo para liderar el futuro industrial de América del Norte?

Por Emilio Cadena, CEO de Prodensa, en exclusiva para Clúster Industrial.

Pocas veces un país tiene una ventaja tan clara frente a sus competidores como la que México tiene hoy con el T-MEC. Durante muchos años, exportar desde México hacia Estados Unidos bajo las reglas del tratado representaba un beneficio arancelario limitado. Antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, la diferencia era apenas de poco más del 3% frente a otros países que exportaban a ese mercado. La ventaja existía, sí, pero era modesta.

Hoy el panorama es distinto. Los aranceles que Estados Unidos ha impuesto al resto del mundo han transformado radicalmente la ecuación. Mientras que países de Asia y Europa enfrentan aranceles que van del 10 al 30%, México mantiene acceso preferencial siempre que cumpla con las reglas de origen del T-MEC. Eso significa que producir en México ya no es solo atractivo: es estratégico. El valor relativo de estar dentro del tratado nunca había sido tan alto. Y ahí radica la gran oportunidad, pero también la enorme responsabilidad de defenderlo y fortalecerlo.

En este nuevo escenario, Estados Unidos busca reubicar parcialmente sus cadenas de valor en sectores estratégicos como telecomunicaciones, autos eléctricos, aeroespacial, farmacéutica, eléctrico, electrónico y semiconductores. El objetivo es reducir su dependencia de Asia, en particular de China. Sin embargo, incluso con esa relocalización, seguirá necesitando componentes, partes e insumos que solo pueden provenir de socios confiables. Y ahí es donde México se vuelve clave: por su cercanía, por la calidad y productividad de su industria y porque ya es un socio comercial estratégico.

Emilio Cadena, CEO de Prodensa.

A Estados Unidos le conviene mantener a México en esa posición privilegiada por varias razones. La primera es geográfica: la rapidez y flexibilidad que requieren muchas industrias se logra gracias a la cercanía con nuestro país. La segunda es la integración: las exportaciones mexicanas tienen entre 40% y 50% de contenido estadounidense, lo que ayuda a reducir el déficit con Asia. Sustituir un dólar importado de Asia por un dólar importado de México significa reducir ese déficit. Y la tercera es laboral: la correlación en generación de empleo industrial entre ambos países es casi perfecta. Un empleo creado en México genera otro en Estados Unidos, y uno perdido en México equivale a uno perdido allá.

Otro aspecto fundamental es que México y Canadá son los mejores clientes de Estados Unidos. El año pasado, los dos países compramos en promedio cerca de $4,000 dólares per cápita en productos estadounidenses, mientras que el resto de los principales socios apenas alcanzaron $300 dólares. Esto confirma que la región no solo es productiva, también es el mercado más atractivo para Washington.

Para que México aproveche esta oportunidad histórica y haga del T-MEC una verdadera ventaja competitiva, debe fortalecer todo lo que está bajo su control. Tenemos que convertirnos en el destino ideal para la inversión extranjera: eso significa simplificar y digitalizar trámites para acelerar proyectos, invertir en infraestructura moderna y suficiente —energía, telecomunicaciones, gas y logística— y desarrollar talento técnico capaz de operar en sectores estratégicos ligados a procesos industriales avanzados e inteligencia artificial. Solo así podremos insertarnos de lleno en las cadenas globales de valor y generar empleos mejor remunerados para el futuro.

Finalmente, existe un punto que debemos defender con firmeza en conjunto: que lo producido en México, Canadá y Estados Unidos reciba el mismo trato. Las excepciones impuestas por órdenes ejecutivas en acero, aluminio, cobre o autos rompen con el principio elemental del tratado. México debe cumplir sus compromisos, eliminar obstáculos no arancelarios y exigir que su producción tenga acceso sin discriminación al mercado estadounidense.

El T-MEC es hoy más valioso que nunca. México tiene en sus manos la oportunidad de crecer como proveedor clave para Estados Unidos en sectores estratégicos, pero también la responsabilidad de proteger las reglas del juego. Solo así construiremos cadenas de valor resilientes que generen bienestar en toda la región.


Visita: https://www.prodensa.com/

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