CDMX, 04 de marzo, 2025.- La noticia del momento es, sin duda, la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que activó aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, y del 20% a las de China, cumpliendo así con las amenazas que habían estado sobre la mesa desde inicios de año. Aunque cabe aclarar que para el 5 de marzo del presente año, pausó los aranceles para los vehículos producidos en México y Canadá y que son exportados a Estados Unidos. A pesar de ello, sus medidas arancelarias son justificadas por la administración Trump bajo el lema “Estados Unidos primero”, a pesar de alterar de manera drástica el comercio regional y poner en entredicho la estabilidad de la industria automotriz, que depende de cadenas de suministro altamente integradas a lo largo de Norteamérica.

La constante amenaza a la imposición de aranceles, sumada a las represalias de parte de México y Canadá, sacude los fundamentos del T-MEC, el acuerdo comercial que entró en vigor en 2020 con el objetivo de asegurar el libre comercio y la competitividad en la región. Ahora, las armadoras y proveedores enfrentan un clima de incertidumbre, en el que las decisiones políticas y la volatilidad del mercado amenazan con disparar costos, frenar inversiones y modificar las estrategias de producción a corto, mediano y largo plazo. Si bien la Secretaría de Economía ha intentado entablar un diálogo para frenar estas medidas, el presidente Trump ha dejado claro que las exigencias en materia migratoria y de seguridad seguirán condicionando la relación comercial.

A continuación, presentamos tres escenarios principales —y uno adicional sobre la posible violación del T-MEC— que delinean los futuros posibles de la industria automotriz mexicana ante la actual tensión arancelaria y el desempeño macroeconómico del país en 2025:

1. Aranceles se quedan y México los asume

En este escenario, los aranceles del 25% a las importaciones mexicanas se reanudan y se mantienen durante todo 2025. México opta por medidas de choque no arancelarias para mitigar el impacto, como:

• Incentivos fiscales y financieros para fabricantes de autopartes y armadoras, con el fin de compensar parcialmente el sobrecosto.
• Programas de reconversión productiva para que las empresas se orienten a mercados alternativos (Sudamérica, Europa, Asia).
• Subsidios temporales a la exportación en sectores clave (automotriz, acero y aluminio).

Proyecciones y efectos:

• El PIB de México podría crecer por debajo del 1%, acercándose a terreno negativo si no se controlan los efectos inflacionarios.