Ciudad de México, 20 de agosto de 2025.- En el marco del Neuron Automotive Forum se celebró el panel “El futuro de las relaciones México-Estados Unidos”, un espacio en el que expertos del sector automotriz, consultores y especialistas en comercio internacional abordaron los retos y oportunidades que enfrenta la relación bilateral ante un escenario marcado por tensiones arancelarias, competencia geopolítica y transformaciones tecnológicas.
La sesión contó con la participación de Eduardo Solís, consultor internacional y expresidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA); Héctor Díaz Santana, socio de Impuestos y Legal de KPMG; Edmundo Sandoval, associate director de Control Risks; Raúl Moreno, CEO de NextGen Intelligence, y fue moderada por Ruth Rodríguez, directora general de la Asociación Mexicana de Industriales de Acabados Superficiales (AMAS).

La conversación arrancó con un análisis de Eduardo Solís sobre el panorama actual del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Señaló que el acuerdo, cuyo objetivo es garantizar estabilidad en las relaciones comerciales, enfrenta un escenario de incumplimiento por parte de Estados Unidos, que ha impuesto aranceles de hasta 25% a automóviles, acero, aluminio y cobre. Explicó que esta situación representa una violación a lo pactado en 2020 y que la revisión del tratado en 2026 será crucial para que México busque regresar al libre comercio. Solís remarcó la importancia de negociar con equipos altamente capacitados y de mantener la participación activa del sector privado a través de organismos como el Consejo Coordinador Empresarial y la Concamin.
“La habilidad negociadora será fundamental para lograr acuerdos que beneficien a México y garanticen la competitividad de nuestra industria”, subrayó.
Por su parte, Héctor Díaz Santana abordó la dinámica trilateral con un enfoque fiscal y de manufactura, destacando que México se ha consolidado como el principal abastecedor de Estados Unidos con un 16.4% de participación en sus importaciones, superando a Canadá y China. A su juicio, esta posición estratégica ofrece a México la posibilidad de mantener un rol dual: aprovechar la cercanía con el mercado estadounidense y, al mismo tiempo, capitalizar oportunidades de inversión provenientes de China y otras regiones. Resaltó la relevancia de iniciativas normativas como el Plan México y los incentivos fiscales vigentes hasta 2030, que buscan estimular la inversión en activos fijos y la capacitación de la fuerza laboral.

En su análisis, Edmundo Sandoval amplió la perspectiva al señalar que la guerra comercial entre Estados Unidos y China representa una oportunidad significativa para México. Explicó que, en medio de las tensiones arancelarias, el país puede beneficiarse al convertirse en sustituto de parte de la producción china, siempre que logre fortalecer su cadena de suministro y consolidar procesos de relocalización industrial. También identificó tres áreas estratégicas: la sustitución de importaciones chinas, el impulso al reshoring y nearshoring de componentes intermedios y el crecimiento de la electromovilidad.
“Las empresas que logren ver estos retos como oportunidades podrán posicionarse de manera más sólida hacia el futuro”, afirmó.
En este mismo sentido, Raúl Moreno centró su intervención en la transición hacia los vehículos eléctricos. Aseguró que los países con mayores avances en electromovilidad no son necesariamente los más ricos, sino aquellos que han implementado políticas públicas de apoyo, incentivos fiscales y desarrollo de infraestructura de carga. Citó ejemplos como Costa Rica, Portugal y Vietnam, donde la adopción de vehículos eléctricos ha avanzado gracias al respaldo gubernamental. En el caso mexicano, destacó que existen beneficios fiscales que hacen competitiva la adquisición de unidades eléctricas frente a las de combustión, aunque subrayó la necesidad de ampliar la infraestructura de recarga y fomentar esquemas de colaboración público-privada.

La discusión volvió al tema del T-MEC con una segunda intervención de Eduardo Solís, quien alertó sobre la complejidad de diversificar exportaciones cuando cerca del 80% de los vehículos producidos en México tienen como destino Estados Unidos. Aunque reconoció que es positivo explorar otros mercados, enfatizó que la estrategia debe centrarse en cumplir con las estrictas reglas de origen del tratado para reducir aranceles y mantener acceso competitivo al mercado estadounidense. También advirtió que la inversión en nuevas plantas se encuentra en un periodo de cautela debido a la incertidumbre arancelaria.
“No podemos entrar a la renegociación con un enfoque limitado a automotriz o acero, debemos poner sobre la mesa toda la canasta de intereses, incluidos servicios e inversión”, dijo.
Sobre este punto, Héctor Díaz Santana profundizó en la importancia de la mano de obra mexicana. Explicó que, además de ser competitiva en costos, su valor radica en el nivel de calificación técnica y profesional. Añadió que sustituir la aportación de México en capacidad instalada y talento resultaría costoso y complejo para Estados Unidos. Citó estimaciones de la industria que proyectan exportaciones de autopartes superiores a 127 mil millones de dólares para 2025, y señaló que cumplir con los requisitos normativos será clave para sostener esa ventaja. También advirtió que las empresas deben invertir en tecnología para garantizar el cumplimiento de reglas fiscales y comerciales, ya que “no estar en cumplimiento puede resultar más costoso que el ahorro en mano de obra”.

En el cierre del panel, Edmundo Sandoval insistió en que, aunque en el corto plazo algunas empresas han optado por una estrategia de espera ante la incertidumbre, a largo plazo México debe posicionarse activamente para no perder oportunidades. Resaltó la relevancia del diálogo entre sector público y privado, destacando que el actual andamiaje institucional ofrece un nivel de comunicación inédito en la historia reciente del país.
“No podemos limitarnos a esperar. Es momento de anticipar, de identificar oportunidades y de diseñar estrategias conjuntas que permitan a México aprovechar su posición estratégica en la región”, concluyó.
El panel dejó en claro que el futuro de las relaciones México-Estados Unidos dependerá de la capacidad del país para enfrentar la revisión del T-MEC con una estrategia inteligente, basada en la unidad entre gobierno e industria, el fortalecimiento de su cadena de suministro, el aprovechamiento de las tensiones geopolíticas y el impulso a la electromovilidad como motor de transformación.