Ciudad de México, 11 de noviembre de 2025.– En el marco de Industrial Transformation México 2025, se llevó a cabo el panel “IA y ecosistemas de innovación: Acelerando la competitividad industrial y las cadenas de valor sostenibles”, un espacio en el que expertos coincidieron en que la inteligencia artificial (IA) representa un punto de inflexión en la forma en que las empresas mexicanas conciben la productividad, la cultura organizacional y la colaboración entre sectores.
El panel fue moderado por Germán Bonilla, coordinador del proyecto PAGSI-BDI, y contó con la participación de Héctor Oropesa, presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y la Transformación Digital; Nanghelly Silva, presidenta de la Comisión de Innovación y Desarrollo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE); y René Freudenberg, CEO de Interlub Group México.
Desde la perspectiva empresarial, Nayeli Silva subrayó que la adopción de la inteligencia artificial en México se encuentra todavía en una fase inicial, sobre todo entre las pequeñas y medianas empresas (pymes). Explicó que existen distintos niveles de adopción tecnológica —desde la productividad individual hasta la organizacional— y que la mayoría de las empresas mexicanas aún se ubican en el primer nivel.
“El verdadero reto no es tecnológico, sino cultural. La mentalidad digital será la que determine cómo una empresa traduce esta tecnología en valor real para su negocio”, afirmó Silva.
Agregó que muchas organizaciones adoptan la IA “por moda”, sin comprender su valor estratégico. Por ello, el CCE impulsa la visibilización de casos de uso exitosos que sirvan de ejemplo para empresas grandes y pequeñas.
“Tratamos de conectar las investigaciones de la academia con las necesidades empresariales, para que las compañías identifiquen qué tecnología puede resolver un reto de negocio y la adopten con propósito”, añadió.
Por su parte, René Freudenberg consideró que la inteligencia artificial es un fenómeno comparable con un “tsunami tecnológico” que está transformando todos los sectores.
“No hay una época más emocionante para liderar una organización que esta, pero también son tiempos de gran adrenalina porque significa peligro: lo que conocíamos hasta ahora puede desaparecer”, señaló.
El directivo recalcó la importancia de que las empresas mexicanas asuman la innovación con conciencia y humanidad.
“Debemos recibir el futuro con emoción, pero con más conciencia que nunca. Es la oportunidad de construir un episodio nuevo en la historia, más humano que antes”, dijo.
Desde el ámbito académico e industrial, Héctor Oropesa contextualizó la magnitud del cambio actual: “Estamos frente a una brutal revolución digital que apenas empezamos a vislumbrar”. Explicó que el mundo vive no solo una transformación tecnológica, sino también económica y geopolítica, con nuevas tensiones entre potencias y un cambio en los modelos de desarrollo.
“Tenemos el reto de construir piso para el desarrollo, con educación, innovación y Estado de derecho. Sin eso, no habrá competitividad ni productividad”, advirtió.
Para Oropesa, el gran desafío de México es pasar “de la manufactura a la mentefactura”, lo que implica repensar la educación y los modelos productivos. Señaló que las universidades deben actualizar sus planes de estudio, pues “seguimos enseñando del siglo XX para el siglo XX”, cuando el país necesita formar talento digital, con enfoque en automatización, robótica e infraestructura de datos.
Durante el diálogo, los panelistas coincidieron en que los ecosistemas de innovación son esenciales para lograr una transformación sostenible. Silva destacó que en México aún existen limitaciones estructurales, como la falta de gobernanza, la fragmentación institucional y la escasa vinculación entre industria y academia.
“Necesitamos instancias que coordinen de manera organizada los esfuerzos públicos y privados en innovación. Hoy hay muchos actores haciendo lo mismo y los recursos se diluyen”, explicó.
Freudenberg retomó el tema señalando que México tiene condiciones propicias para innovar si se atreve a aprovechar su talento. “Somos una empresa mediana de Guadalajara que desarrolla tecnología y exporta a 40 países. Si más compañías se atrevieran, México tendría otra oportunidad”, expresó.
El empresario destacó además la necesidad de valorar el conocimiento como fuente de innovación. “Las universidades generan conocimiento, pero las empresas deben traerlo al mundo material. El conocimiento no es solo lo que ya sabemos, sino lo que aún no existe”, dijo, al tiempo que resaltó que la colaboración con ecosistemas internacionales, como el alemán, puede acelerar el avance tecnológico mexicano.
Para cerrar el panel, Oropesa recalcó que el cambio cultural debe permear todos los niveles: “Pensar digital, comer digital, soñar digital. La digitalización no es solo para técnicos, es un tema para todos”.
El especialista insistió en que la nueva revolución digital ofrece una oportunidad única para que México se reinvente, siempre que la industria, la academia y el gobierno trabajen coordinadamente hacia un mismo objetivo: un desarrollo más humano, competitivo y sostenible.