Washington, Estados Unidos, 9 de julio de 2025.- El nuevo arancel del 50% sobre las importaciones de cobre anunciado por el presidente Donald Trump ha encendido las alarmas tanto en el mercado global de materias primas como en sectores industriales como la automotriz. La medida, comunicada por ahora de manera informal, representa la cuarta tarifa generalizada que Trump impone en su segundo mandato.
La aplicación de esta tasa, que afectaría directamente a México, introduce un entorno de incertidumbre para los principales exportadores de cobre. Aunque el arancel aún no cuenta con una fecha específica de entrada en vigor ni con detalles sobre posibles exenciones, el impacto podría ser considerable. Solo para México, las exportaciones anuales de cobre a Estados Unidos representan un valor cercano a los 1,000 millones de dólares.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, abordó el tema con cautela y afirmó que su gobierno está haciendo “todo el esfuerzo” para proteger los intereses nacionales. Anunció que una comisión mexicana, encabezada por la Secretaría de Economía, se reunirá este viernes con representantes de Estados Unidos para discutir el tema.
Subrayó que las tarifas impuestas por Washington responden a una lógica proteccionista que también impacta a la propia economía estadounidense. “Una buena parte de la exportación es porque la necesita la industria y las empresas de Estados Unidos para su propia economía”.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía, señaló que sostendrá conversaciones con autoridades estadounidenses para entender el alcance de esta nueva tarifa. “Necesitamos saber a qué se aplica. Vamos a entender eso primero”, indicó, recordando su experiencia previa en negociaciones para eliminar aranceles al acero, aluminio y vehículos.
A nivel internacional, el anuncio ya ha generado volatilidad en el mercado. A las 8:00 horas del miércoles 9 de julio, el precio del cobre registraba una caída del 0.40%, situándose en 9,790.50 dólares por tonelada, según datos de Bloomberg. Esto se dio tras un repunte histórico derivado de la incertidumbre generada por la medida.
También, compradores en Estados Unidos ya han manifestado su preocupación, advirtiendo que la medida podría contradecir las propias metas de Trump en materia de reindustrialización y reducción de dependencia de China. Mientras tanto, el incremento del 73% en las importaciones de cobre y sus derivados por parte de EE.UU. en los primeros cinco meses del año, hasta alcanzar los 10,440 millones de dólares, sugiere un intento por adelantarse a la entrada en vigor del nuevo arancel.
Cabe recalcar que cobre es un componente fundamental para múltiples sectores económicos por su alta conductividad eléctrica y térmica. Se utiliza ampliamente en la fabricación de cables eléctricos, componentes electrónicos, tuberías, sistemas de calefacción y refrigeración, construcción e industria automotriz. Por ello, un arancel de esta magnitud podría tener efectos colaterales sobre la economía estadounidense, al elevar costos en toda la cadena industrial.
Con información de El Financiero y El Economista.
