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Entre la prudencia y la incertidumbre: así se mueven Banxico y la Reserva Federal

Con la economía mexicana perdiendo ritmo, Banxico se encuentra en un momento decisivo: mantener las tasas altas para proteger la inflación o comenzar a recortarlas para dar oxígeno al crecimiento. Todo apunta a que prevalecerá la prudencia.

Análisis por Eduardo Ramos, Senior Market Analyst de VT Markets LATAM

Cuando el PIB muestra debilidad, el mensaje es claro: la economía está perdiendo impulso. Ante ese escenario, Banxico enfrenta dos caminos, puede optar por mantener las tasas altas por más tiempo para consolidar la baja de la inflación, o bien, ofrecer un respiro a la economía recortando tasas y así estimular el crédito y el consumo.

Hoy predomina un Banxico más prudente que impulsivo. No reducirá tasas únicamente porque la actividad se haya enfriado, ya que esa decisión podría reactivar la inflación, y la institución no está dispuesta a comprometer su credibilidad. Por ello, lo más probable es que no realicen un movimiento drástico de inmediato. Es previsible que mantengan la tasa actual por una o dos reuniones más, monitoreando cómo se comportan los precios. Si la inflación continúa descendiendo de manera consistente, entonces podrían considerar un recorte moderado, cuidadosamente calibrado.

El escenario apunta a la calma. Banxico privilegiará la estabilidad de precios sobre el crecimiento a corto plazo. Solo si este último se ve seriamente amenazado, intervendrá con medidas de estímulo. Antes de pensar en impulsar la economía, se asegurará de que la inflación esté firmemente bajo control.

En Estados Unidos, la Reserva Federal atraviesa un panorama particularmente complicado. En medio del cierre de gobierno, la falta de datos oficiales de empleo y la incertidumbre sobre su próxima decisión hacia el cierre del año, la Fed enfrenta un contexto incómodo. Habitualmente, sus decisiones se fundamentan en un flujo constante de indicadores como empleo, inflación, consumo y manufactura. Sin embargo, con el cierre gubernamental, parte de estos datos dejan de publicarse o llegan con retraso, lo que equivale a pedirle a un piloto aterrizar con la mitad de los instrumentos apagados.

Ante esta falta de información, la Fed actuará con cautela. Evitará movimientos arriesgados, reforzará su comunicación y tratará de moderar las expectativas hasta contar con mayor claridad sobre el rumbo económico. Mientras tanto, los mercados reaccionarán más a los discursos y señales de sus funcionarios que a los datos porque, sencillamente, los datos no estarán disponibles.

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