CDMX, 25 de agosto de 2025.- En los últimos tres años, la inteligencia artificial (IA) ha sido protagonista en los mercados bursátiles mundiales. Las acciones relacionadas con la IA han sido responsables de gran parte de la rentabilidad agregada del mercado en el periodo. Pero pese a esta trayectoria —como lo demuestra la breve caída de principios de 2025—, muchos intentan descifrar una paradoja en la historia de la IA: ¿cómo puede ser un tema de largo plazo (con horizonte de varias décadas) si avanza tan rápido que los objetivos parecen cambiar cada pocos meses?
Ambas afirmaciones son ciertas. El tema de la IA aún tardará años en desarrollarse, pero la rápida adopción de su tecnología sorprende incluso a algunos de sus mayores defensores.
“Si lo construyes…”
La conciliación entre esta visión y la implementación en tiempo real alcanza su punto álgido en la histórica cantidad de gasto de capital (CapEx) asignada para hacer realidad el futuro de la IA. El debate sobre la inversión de capital también estuvo detrás de la volatilidad de inicios de 2025, pues el mercado cuestionó la magnitud de la inversión, tras los resultados impresionantes que, según se afirma, logró DeepSeek en China con un bajo coste.
Aunque el episodio de DeepSeek acabó siendo falsa alarma —el modelo chino dependía en gran medida de plataformas occidentales—, se produjo en un momento en el que algunos miembros de la comunidad inversora esperaban que el CapEx incremental disminuyera en la medida en que la inteligencia artificial pasaba de la fase de entrenamiento a la fase de inferencia o razonamiento. Sin embargo, esto no ha sido así.
En 2025 se ha replanteado la potencia informática necesaria para el razonamiento de la IA. La inferencia en tiempo real exige que los modelos, cada vez más complejos, reflexionen y generen datos reutilizables, lo que implica una inversión adicional de CapEx a gran escala. El año pasado, 100.000 unidades de procesamiento gráfico (GPU) se consideraban un gran cluster de datos, pero hoy se requiere un millón de GPU, y algunas estimaciones apuntan a que se duplicará en un futuro próximo.
Tal concentración de potencia de cálculo requiere una cantidad de energía proporcional. La generación de electricidad necesaria no se medirá en megavatios, sino en gigavatios. El desajuste actual entre el suministro eléctrico existente y la demanda en aumento ha dado lugar a una carrera entre hiper escaladores tecnológicos por asegurar una capacidad de generación suficiente.
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Facilitadores y primeros usuarios
Otra razón detrás de la consternación del mercado a principios de 2025 en torno al CapEx de IA fue la pregunta de cuándo comenzarán a materializarse los rendimientos de esta inversión. La respuesta llegó con la última oleada de informes de resultados del sector tecnológico. Empresas como Microsoft revelaron que las inversiones en IA no solo están dando lugar a la monetización, sino que la capacidad desplegada ha encontrado una fuerte demanda, y los directivos esperan que esto continúe en el futuro previsible.
En este sentido, el sector tecnológico ha asumido el doble papel de facilitador de la IA —para la economía en general— y de beneficiario temprano dentro de sus propias operaciones. Si bien los directores generales de todos los sectores han dado prioridad al desarrollo de una estrategia de IA, las empresas tecnológicas llevan ventaja debido a su mayor familiaridad con estas novedosas plataformas.
Muchas empresas tecnológicas están viendo las ganancias de productividad relacionadas con la IA reflejarse en sus márgenes. Creemos que el mercado sigue subestimando el grado en que el apalancamiento operativo inherente a la IA contribuirá al aumento de los márgenes. Si sumamos la capacidad de las funciones de IA de front office para aumentar los ingresos, vemos un escenario en el que el crecimiento agregado de los beneficios a largo plazo se restablece a un nivel considerablemente más alto. Estas ventajas financieras se están manifestando hoy en el sector tecnológico, pero se extenderán inevitablemente a otras industrias a medida que los directivos de empresas consoliden sus estrategias de IA.
Para un selecto subconjunto de hiperescaladores tecnológicos, otro premio será lograr la inteligencia artificial general (AGI). Aunque este avance no supondrá un escenario en el que el ganador se lo lleve todo, situará a aquellos que puedan ofrecer AGI al mercado en una posición dominante. Mientras tanto, la mayoría de las plataformas de IA están desarrollando simultáneamente sus propios nichos, lo que significa que es probable que cada una de ellas desarrolle una base de clientes estable ajustada a las capacidades de su modelo particular.
Más allá de la sala de juntas…
El año pasado se demostró que desarrollar una estrategia de IA no es solo una prioridad corporativa. La IA soberana se ha convertido en imperativo estratégico, ya que los países reconocen los importantes beneficios y los múltiples riesgos que presenta la llegada de esta tecnología. Los gobiernos creen, con razón, que la IA afectará a los intereses económicos, sociales y de seguridad de sus países.
Muchos países querrán alcanzar la autonomía en materia de IA, mientras otros buscarán formas de establecer alianzas para garantizar el acceso a ella y fortalecer las iniciativas nacionales. Por ejemplo, tras intentar inicialmente bloquear el acceso a los chips más avanzados, Estados Unidos parece ahora defender una estrategia consistente en conseguir que otros países utilicen su infraestructura de IA para consolidar su posición de liderazgo.
La máxima de Schumpeter para el siglo XXI
Los inversionistas pueden alegrarse por el potencial de la IA para mejorar el crecimiento económico mundial. Pero, al igual que ha ocurrido en otras etapas de la revolución digital, algunas empresas, con una estrategia bien pensada, se encontrarán en el lado ganador de la IA, mientras que otras no lograrán comprender la magnitud de este cambio y verán cómo sus modelos de negocio se vuelven vulnerables. Esta bifurcación se está produciendo en el sector tecnológico, donde los hiperescaladores compiten por los modelos más potentes. En los próximos años, se extenderá a todos los rincones de la economía y la sociedad.
Es probable que las ganancias de productividad ampliamente anticipadas representen un saldo positivo para la economía. Pero habrá un costo en forma de «destrucción creativa», como predijo Joseph Schumpeter hace casi un siglo. Dada la amplitud del cambio en marcha y la magnitud de lo que está en juego económicamente, los inversores deben estar entusiasmados con la promesa de la IA y ser conscientes de su capacidad para trastocar innumerables modelos de negocio, industrias y paradigmas económicos.
Acerca de Janus Henderson
Janus Henderson Group es una gestora de activos líder en todo el mundo dedicada a ayudar a los clientes a definir y lograr resultados financieros superiores a través de ideas diferenciadas, inversiones disciplinadas y un servicio de primera clase.
Al 31 de diciembre de 2024, Janus Henderson tenía aproximadamente 379.000 millones de dólares en activos bajo gestión, más de 2.000 empleados y oficinas en 25 ciudades de todo el mundo. La empresa ayuda a millones de personas de todo el mundo a invertir juntas en un futuro mejor. Con sede en Londres, Janus Henderson cotiza en la Bolsa de Nueva York.
Estas son las opiniones del autor en el momento de la publicación y pueden diferir de las opiniones de otras personas o equipos de Janus Henderson Investors. Las referencias a valores individuales no constituyen una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no debe darse por sentado que serán rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener posiciones en los valores mencionados.
El rendimiento pasado no es indicativo del rendimiento futuro. El valor de una inversión y los ingresos que genera pueden tanto subir como bajar, y es posible que no recupere el importe invertido inicialmente.
La información contenida en este artículo no constituye una recomendación de inversión.