Washington, Estados Unidos, 11 de febrero de 2025.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió este lunes 10 de febrero su amenaza de imponer aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio. 'Hoy simplifico nuestros aranceles sobre el acero y el aluminio (...) Es un 25 %, sin excepciones ni exenciones', declaró Trump en el Despacho Oval mientras firmaba las órdenes ejecutivas. No es la primera vez que el mandatario aplica este tipo de medidas; en 2018, durante su primer mandato, había establecido un arancel del 25 % al acero y del 10 % al aluminio, mismos que después retiró, evidenciando su preferencia por los aranceles como herramienta clave de negociación en su política económica.
Estados Unidos endurece su política arancelaria sin razón aparente
Los nuevos aranceles entrarán en vigor el próximo 12 de marzo de 2025 y afectarán a aliados comerciales clave como Canadá y México. Esta decisión supone un antecedente negativo para las próximas revisiones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y se fundamenta en la presunta explotación por parte de exportadores de acero y aluminio, lo que, según Trump, ha perjudicado a los productores estadounidenses. Sin embargo, cabe destacar que el comercio siderúrgico con México favorece en mayor medida a Estados Unidos, ya que sus exportaciones hacia el mercado mexicano superan las importaciones provenientes de nuestro país.
Canadá será uno de los países más afectados por estas tarifas. Solo en enero de 2025, el país exportó acero y aluminio por un valor de 11,200 millones de dólares a Estados Unidos, consolidándose como su principal proveedor, y durante 2024 les ofreció 6,557 toneladas netas, seguido de Brasil con 4,498 toneladas, México con 3,517 toneladas, Corea del sur son 2,809 toneladas y Vietnam con 1,363 toneladas. Mientras que, en total, Estados Unidos importó 28.86 millones de toneladas en 2024, según datos de Cronos Steel Trading.
La Federación del Acero en el Reino Unido, UK Steel, advirtió que la imposición de aranceles representaría un golpe devastador para un sector ya en declive. Según la organización, el acero y el aluminio son materias primas esenciales para los industriales estadounidenses, y encarecer su acceso incrementará los costos de producción, afectando a diversas industrias, incluida la automotriz. Estas medidas generarán un impacto negativo en las empresas y los consumidores de Estados Unidos, lo que podría traducirse en un aumento en los precios finales de los productos.
México responde con la verdad
Ante la imposición de los nuevos aranceles, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, declaró en la conferencia mañanera del 11 de febrero de 2025 que 'no se justifica esa tarifa', argumentando que México importa más acero de Estados Unidos del que exporta. Asimismo, informó que el gobierno mexicano entablará consultas con la administración estadounidense para presentar evidencia de que México es el principal destino de las exportaciones siderúrgicas de Estados Unidos, representando el 52 % de sus envíos globales al cierre de 2024.
Ebrard también destacó que entre el 80 % y el 90 % del comercio automotriz de Estados Unidos depende de México y Canadá, por lo que los aranceles podrían tener repercusiones en la industria. Además, señaló que Estados Unidos mantiene un superávit de 6,897 millones de dólares en el comercio de estos productos con México, y advirtió que imponer barreras comerciales sería 'un balazo en el pie', por lo que invitó a “no destruir lo que hemos construido los últimos 40 años”.
Posibles aranceles a los vehículos ligeros
A la par de los aranceles al acero y aluminio, Trump ha amenazado con imponer tarifas a los vehículos ligeros fabricados en México y exportados a Estados Unidos. En enero de 2025, México exportó 183,321 unidades a su vecino del norte, lo que representó el 83 % de sus exportaciones automotrices. Además, el presidente estadounidense ha acusado a China de establecer 'enormes fábricas de automóviles en México' para vender en el mercado estadounidense, una afirmación inexacta, ya que empresas como BYD y Chirey, que no se han instalado aún en México, han declarado que su objetivo principal es el mercado latinoamericano, no el estadounidense.
El impacto de estos posibles aranceles sería significativo para la industria automotriz de ambos países, afectando no solo a las armadoras estadounidenses instaladas en México, sino también a las cadenas de suministro de Estados Unidos. La medida también podría generar tensiones dentro del T-MEC, un acuerdo que será revisado en 2026.
En este contexto, México debe centrarse en la revisión exhaustiva del tratado mediante un háil equipo de negociación y en la atracción de inversiones derivadas del nearshoring, una estrategia que fortalece su competitividad tanto con Estados Unidos como a nivel global. Porque más que una alarma, el reto radica en consolidar las capacidades logísticas del país y confiar en que el pragmatismo económico terminará por prevalecer en Estados Unidos.
Además, podríamos pensar que dichas medidas podrían ser retiradas por el Presidente Trump en cuestión de semanas o meses, una vez que consiga su chantaje político para presionar en materias migratorias a sus vecinos, y antes de afectar a los consumidores estaounidenses en precios generales de productos que usen acero y aluminio.
Redacción: Martín García López, Creador de Contenido de Cluster Industrial
Supervisión y edición: Adrián Martínez, Líder del Área de Contenido de Cluster Industrial