Washington, 16 de enero de 2025.- Estados Unidos y China se encuentran inmersos en una pugna tecnológica que redefine el panorama global de los semiconductores y la inteligencia artificial (IA). Las restricciones impuestas por la administración de Joe Biden para limitar el acceso de China a chips avanzados y modelos de IA, junto con las investigaciones chinas sobre las subvenciones estadounidenses, son el reflejo de una creciente rivalidad que tendrá implicaciones de largo alcance en ambos países y en el resto del mundo.
Restricciones estadounidenses y su impacto global
La reciente 'norma de difusión de la IA' emitida el lunes 13 de enero de 2025 por la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de Estados Unidos marca un punto de inflexión. Este reglamento divide a los países en dos categorías: aquellos que tienen acceso sin restricciones al silicio y algoritmos más avanzados, y otros, como China, que requieren licencias especiales. Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos, declaró: “Estados Unidos lidera el mundo en la IA ahora, tanto en el desarrollo de IA como en el diseño de chips para IA, y es fundamental que sigamos así”. Las restricciones buscan impedir que Beijing utilice estos avances para fortalecer su posición en sectores estratégicos.
La medida, que entrará en vigor en 120 días, también pone límites al uso de los modelos más potentes de IA fuera de Estados Unidos. Estas acciones siguen a las restricciones de 2023 que limitaban la exportación de chips avanzados a China. Según Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional, estas reglas buscan dificultar que “competidores estratégicos utilicen el contrabando y el acceso remoto para evadir el control de exportaciones”.
La respuesta de China y la Ley CHIPS
Por su parte, China calificó estas restricciones como una “violación flagrante” de las reglas internacionales. El Ministerio de Comercio chino declaró: “Es otro ejemplo de la generalización del concepto de seguridad nacional y del abuso del control de las exportaciones”. En paralelo, el país asiático inició investigaciones el 15 de enero de 2025 para evaluar si las subvenciones otorgadas por Estados Unidos a sus fabricantes de semiconductores han generado prácticas desleales en el mercado. El Ministerio de Comercio de China afirmó que “las empresas estadounidenses han obtenido así una ventaja competitiva desleal y han exportado a China productos relevantes de chips de nodos maduros a precios bajos”.
La Ley CHIPS de Estados Unidos, que contempla 52,000 millones de dólares en subsidios para fomentar la producción local de semiconductores, también ha generado tensiones. Este esfuerzo busca reducir la dependencia estadounidense de proveedores extranjeros, especialmente de China. Sin embargo, desde la perspectiva de Beijing, estas acciones son parte de una estrategia más amplia para limitar su crecimiento tecnológico.
Impacto en el mercado global de semiconductores
Las implicaciones para el mercado de semiconductores son significativas. Los chips de nodos maduros, aunque menos avanzados que los de última generación, son esenciales para industrias como la automotriz y las telecomunicaciones. Firmas estadounidenses como Texas Instruments y Analog Devices lideran este segmento, mientras que China busca expandir su capacidad en este ámbito. Sin embargo, funcionarios estadounidenses y europeos temen que una producción masiva de chips chinos a bajo costo pueda inundar el mercado global, generando una sobreoferta que perjudique a los fabricantes internacionales.
Empresas como Nvidia e Intel han comentado que se verían afectadas por estas medidas. Nvidia, principal fabricante mundial de chips de IA, calificó las nuevas normas como 'sin precedentes y equivocadas'. Y argumentó que estas medidas “no contribuirán en nada a mejorar la seguridad de Estados Unidos” y podrían socavar su competitividad global. Intel, por su parte, enfrenta incertidumbre sobre el impacto que podrían tener las investigaciones chinas en su participación de mercado.
Perspectivas económicas y tecnológicas´
Desde el punto de vista económico, la situación también genera incertidumbre para los aliados de Estados Unidos. La norma podría dañar la capacidad de las empresas estadounidenses de enviar semiconductores avanzados a centros de datos fuera del país, según la Asociación de la Industria de Computación y Comunicaciones. Además, Daniel Castro, vicepresidente de la Fundación para la Información e Innovación Tecnológica (ITIF), advirtió que estas medidas podrían presionar a otros países a elegir entre Washington y Beijing. “Muchos países podrían optar por el lado que les ofrezca acceso ininterrumpido a tecnologías de IA vitales para su crecimiento económico y futuro digital”, explicó.
La tensión también refleja una competencia más amplia por la supremacía tecnológica. Mientras Estados Unidos busca consolidar su liderazgo, China apuesta por estrategias que le permitan sortear las restricciones. Esto incluye el desarrollo de tecnologías propias y la colaboración con otros mercados emergentes. Además, las restricciones podrían incentivar a China a redoblar esfuerzos en investigación y desarrollo, impulsando innovaciones que podrían alterar el equilibrio de poder en el futuro.
El resultado de esta disputa tendrá implicaciones no solo para Estados Unidos y China, sino también para el resto del mundo. La necesidad de equilibrar competitividad económica e innovación tecnológica plantea desafíos que requerirán soluciones creativas y colaboración internacional. Mientras tanto, el mercado de semiconductores y la IA seguirán siendo el campo de batalla principal en esta nueva era de competencia global.
Investigación y redacción: Martín García López, Cluster Industrial
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