Estas contribuciones se producen en un momento clave para la industria automotriz, que enfrenta posibles cambios regulatorios bajo la nueva administración. El presidente electo ha propuesto la implementación de aranceles del 25% a las importaciones de vehículos desde México y Canadá, una medida que podría afectar significativamente a los fabricantes con operaciones en el extranjero. También ha sugerido la reversión de políticas ambientales relacionadas con vehículos eléctricos y emisiones, adoptadas por la administración anterior.
Jim Farley, CEO de Ford, expresó optimismo sobre la colaboración con el nuevo gobierno en temas relevantes para la industria, mientras que Mary Barra, CEO de GM, destacó la importancia de mantener una economía fuerte y una base manufacturera sólida en el país. Ambos líderes subrayaron su disposición a trabajar de la mano con la administración estadounidense para impulsar el crecimiento del sector.
El respaldo financiero de estas compañías no es aislado. Empresas tecnológicas como Amazon y Meta también han donado un millón de dólares cada una para la ceremonia, con Amazon ofreciendo además la transmisión del evento en su plataforma Prime Video, una contribución valorada en otro millón de dólares.
Esta participación de la industria automotriz no es nueva. En 2017, Ford y GM realizaron contribuciones similares para la primera investidura de Trump, luego de que este amenazara con imponer aranceles a vehículos importados. La historia parece repetirse, mientras las automotrices buscan asegurar un entorno favorable para sus operaciones en un contexto de políticas comerciales cambiantes.
La ceremonia de investidura se perfila como una oportunidad clave para que estas compañías fortalezcan su relación con el gobierno entrante, consolidando su posición en una industria que se encuentra en plena transformación hacia la electrificación y la sostenibilidad.