En Alemania, la huelga parcial del 2 de diciembre de 2024, que afectó a nueve de las diez plantas del grupo, expuso las profundas tensiones entre la empresa y sus trabajadores. Más de 66,000 empleados participaron en los paros para protestar contra planes de recorte salarial del 10 % y el cierre de tres plantas, incluida la emblemática de Wolfsburgo, donde se produce la octava generación del Golf. Las negociaciones, hasta el momento de la redacción, continúan. Y es que el impacto se extiende desde fabricantes de tuercas hasta productores de cristales, la caída en ventas afecta a toda la cadena de suministro. Hans Beckhoff, fundador de Beckhoff Automation, comentó: “Nunca viví una crisis económica como esta. Esta vez se trata de una crisis tremenda, muy profunda”.
La situación que enfrenta Volkswagen no es aislada y refleja desafíos en todos sus mercados principales, como señala Thomas Puls, economista del Instituto de Economía Alemana. En Europa, donde la marca conserva el liderazgo con una cuota de mercado del 10.9 %, la demanda ha caído un 20 % respecto a niveles prepandemia. Mientras tanto, en China, las OEMs locales han ganado terreno en el segmento de vehículos eléctricos, obligando a Volkswagen a desarrollar autos específicos para este mercado en colaboración con socios regionales. Aunque estos retos demandan cambios profundos, también representan una oportunidad para adaptarse mejor a las necesidades y gustos locales. En Norteamérica, por ejemplo, ampliar la gama de vehículos podría ser clave para aumentar su participación en un mercado altamente competitivo.
El posible traslado de la fabricación del Golf a Puebla, reportado por el diario Handelsblatt, optimizaría costos y fortalecería las cadenas de suministro en Norteamérica, destacando la capacidad de México para adaptarse a los cambios de la industria automotriz global. Puebla ya cuenta con experiencia previa en la producción de este modelo, lo que representa un activo valioso tanto para el mercado nacional como internacional. Además, los proveedores locales están familiarizados con los requerimientos del Golf, lo que facilitaría una transición eficiente y garantizaría altos estándares de calidad. La planta de Puebla, con una capacidad instalada de 550,000 unidades anuales y más de 7,000 empleados, se posiciona como un pilar clave para este proyecto, reforzando la competitividad de México en el sector.
También, Volkswagen ya ha hecho inversiones significativas este año en torno a la electromovilidad en México, según el “Reporte de Inversiones Automotrices 2T 2024”, de Directorio Automotriz, el Grupo realizó inversiones de 942 millones de dólares en su planta en Cuautlancingo para el ensamblaje de vehículos eléctricos e híbridos, y una inversión en Audi de 1,074 millones de dólares en su planta en San José Chiapa para también la producción de vehículos eléctricos. Además, su estrategia Regenerate+ busca transformar la producción hacia modelos sostenibles, con un objetivo del 90 % de energía renovable en sus plantas mexicanas para 2025. Estas acciones posicionan al país como un referente en sustentabilidad dentro del grupo.
El traslado de la producción del Golf a México podría representar una renovación del modelo, adaptándolo mejor a las necesidades del mercado norteamericano, donde este modelo emblemático podría encontrar en Puebla el lugar ideal para integrar innovaciones tecnológicas, un área crítica donde Volkswagen busca ponerse al nivel de competidores como Tesla y fabricantes chinos. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de desafíos, especialmente ante posibles tensiones comerciales con Estados Unidos, donde la imposición de aranceles podría impactar significativamente, considerando que el 85 % de la producción mexicana se destina a ese mercado. Aun así, México se perfila como un actor clave no solo para fortalecer la presencia de Volkswagen en Norteamérica, sino también para avanzar en la adopción de tecnologías avanzadas como software y baterías, esenciales para el futuro del Grupo.
Cabe mencionar como logros de la marca, que Volkswagen de México ha comenzado la producción de la Tiguan 2025 en su planta de Puebla, un proyecto que incluyó el fortalecimiento de sus capacidades productivas. Entre las mejoras realizadas, destaca la incorporación de una nave de pintura equipada con tecnología 100 % eléctrica, capaz de procesar hasta 90 vehículos por hora, así como el reemplazo de troqueles y la instalación de túneles elevados para el traslado de carrocerías. Estas actualizaciones han permitido integrar los procesos de producción del Nuevo Jetta y la Tiguan 2025 en un solo segmento, optimizando la eficiencia. “Con la Tiguan 2025, reafirmamos nuestra posición como un actor clave en Norteamérica”, destacó Holger Nestler, presidente y CEO de Volkswagen de México. “Este SUV, hecho con la experiencia y calidad de nuestra manufactura en nuestras plantas de vehículos en Puebla y de motores en Guanajuato, cuenta con todos los atributos para satisfacer las altas expectativas de nuestros clientes”, añadió, subrayando la relevancia de México para la estrategia de la marca.
Con más de cinco décadas de operaciones en México, Volkswagen ha demostrado su capacidad para contribuir al crecimiento económico del país. Hoy, la planta de Puebla se perfila como una pieza clave en el panorama global de la empresa. Al mismo tiempo, el cambio hacia la electrificación y la sostenibilidad podría posicionar a México como líder en la manufactura de vehículos del futuro. El panorama para Volkswagen es desafiante, pero también está lleno de oportunidades. La crisis en Europa podría ser el catalizador para un cambio necesario, y México está listo para jugar un papel protagónico en esta nueva etapa de la industria automotriz.
Investigación y redacción: Martín García López