Cuando se habla de movilidad sostenible, generalmente se piensa en los vehículos particulares 100% eléctricos, en flotillas de reparto de tiendas de conveniencia e incluso en el transporte público como trolebús, tren ligero o metro, que movilizan a muchas personas sin emisiones contaminantes en el trayecto; hasta el transporte individual como los scooters y bicicletas se nos vienen a la mente. Sin embargo, en la industria de la construcción también hay soluciones de movilidad para las grandes cantidades de materiales que requieren las obras.
De hecho, la electrificación de la movilidad en esta industria es un tema que lleva años trabajándose entre armadoras y empresas constructoras, con un resultado que disminuye la huella de carbono en la edificación de nuevas obras. Incluso, el uso de transporte eléctrico en este sector significa un ahorro de 61% de emisiones de CO2 y de 65% en costo respecto al uso de diésel. Definitivamente, estos datos son una motivación para aumentar la movilidad con energía eléctrica y celebrar el Día Mundial del Transporte Sostenible con buenas noticias.
En una industria donde el volumen transportado significa mayor uso de energía, al adoptar la movilidad sostenible, la construcción va por un futuro más sustentable en toda su cadena de valor, incluyendo el transporte. En México, ya es posible ver camiones revolvedores eléctricos, de volteo, montacargas, cargadores y vehículos utilitarios de la industria de la construcción que sólo utilizan electricidad como fuente de energía.
Y los beneficios no sólo se extienden a las empresas constructoras o las armadoras y usuarios de los edificios, sino que el trayecto de los materiales es más amigable con el entorno al tratarse de una movilidad silenciosa.
Asimismo, la movilidad eléctrica contribuye a la economía circular al fomentar el desarrollo de tecnologías sostenibles y el reciclaje de materiales, alineándose con los objetivos globales de sostenibilidad.
En términos de normativas, permite a las empresas constructoras adaptarse con anticipación a las regulaciones ambientales cada vez más estrictas, fortaleciendo su competitividad en el mercado.
Al adoptar prácticas sostenibles como la movilidad eléctrica, la industria de la construcción va por su siguiente hito de protección al ambiente con la disminución de su huella de carbono, una parte esencial de su responsabilidad social. En conjunto, estos beneficios muestran cómo la movilidad sustentable también está presente en sectores esenciales como la construcción, demostrando que podemos contar con infraestructura que sea amigable con el planeta.