En un entorno laboral globalizado y en constante transformación, las empresas enfrentan un reto crítico: atraer y retener a sus empleados más valiosos. La solución no solo radica en ofrecer mejores salarios o beneficios atractivos, sino en algo más estratégico y de largo plazo: invertir en el desarrollo de habilidades y en una planificación clara para el progreso profesional de sus colaboradores.
El talento humano es uno de los activos más importantes de cualquier organización. Sin embargo, un informe reciente de la consultora McKinsey revela que más del 40% de los empleados a nivel mundial considera cambiar de empleo en busca de oportunidades de desarrollo profesional. Este dato subraya una realidad contundente: los trabajadores buscan algo más que estabilidad; buscan crecimiento.
En países como Alemania o Singapur, la inversión empresarial en capacitación ha generado resultados tangibles. En Alemania, el modelo de formación dual permite a los trabajadores adquirir habilidades técnicas mientras colaboran en empresas, reduciendo la brecha entre la oferta y la demanda laboral. Por otro lado, Singapur cuenta con programas como SkillsFuture, que fomenta el aprendizaje continuo y la especialización en sectores estratégicos, lo que ha permitido al país mantener tasas bajas de desempleo y alta competitividad económica.
En el contexto mexicano, donde el mercado laboral enfrenta desafíos como la informalidad, el rezago educativo y los impactos del nearshoring, invertir en habilidades y planificar el crecimiento profesional podría ser transformador. Las Empresas de Trabajo Temporal (ETT), que cumplen un papel clave en la vinculación laboral en ciertas economías y que podría ser una opción de modelo laboral en México, lograr jugar un rol aún más relevante en nuestro país, al integrar programas sólidos de capacitación y desarrollo en alianza con el gobierno e instituciones educativas.
Estas alianzas podrían traer beneficios significativos:
• Reducción de la informalidad: Al capacitar a los empleados en habilidades técnicas y blandas, las ETT podrían atraer a trabajadores del sector informal, brindándoles empleo formal y mejores perspectivas de desarrollo.
• Mayor productividad: Los programas de formación específicos para las necesidades de la industria aumentarían la eficiencia y competitividad de las empresas, haciéndolas más atractivas para la inversión extranjera.
• Resiliencia laboral: En un entorno de constante cambio tecnológico, la capacitación continua garantizaría que los trabajadores puedan adaptarse a nuevas demandas del mercado, mitigando el riesgo de desempleo estructural.
En este sexenio, marcado por reformas laborales y el auge del nearshoring, México tiene una oportunidad única para transformar su mercado laboral. Las Empresas de Trabajo Temporal, tradicionalmente vistas como una solución inmediata, podrían convertirse en actores clave para construir un modelo laboral más robusto y preparado para el futuro.
La implementación de programas de capacitación, en colaboración con el sector público y las instituciones educativas, no solo mejoraría la calidad del empleo formal, sino que también fortalecería el tejido productivo del país.
Invertir en habilidades y en el crecimiento profesional no es solo una estrategia para retener talento; es una apuesta por un México más competitivo y justo. La solución no solo radica en ofrecer mejores salarios o beneficios atractivos, sino en algo más estratégico y de largo plazo: invertir en el desarrollo de habilidades y en una planificación clara para el progreso profesional de sus colaboradores.
Francisco Martínez Domene
El talento humano es uno de los activos más importantes de cualquier organización. Sin embargo, un informe reciente de la consultora McKinsey revela que más del 40% de los empleados a nivel mundial considera cambiar de empleo en busca de oportunidades de desarrollo profesional. Este dato subraya una realidad contundente: los trabajadores buscan algo más que estabilidad; buscan crecimiento.
En países como Alemania o Singapur, la inversión empresarial en capacitación ha generado resultados tangibles. En Alemania, el modelo de formación dual permite a los trabajadores adquirir habilidades técnicas mientras colaboran en empresas, reduciendo la brecha entre la oferta y la demanda laboral. Por otro lado, Singapur cuenta con programas como SkillsFuture, que fomenta el aprendizaje continuo y la especialización en sectores estratégicos, lo que ha permitido al país mantener tasas bajas de desempleo y alta competitividad económica.
En el contexto mexicano, donde el mercado laboral enfrenta desafíos como la informalidad, el rezago educativo y los impactos del nearshoring, invertir en habilidades y planificar el crecimiento profesional podría ser transformador. Las Empresas de Trabajo Temporal (ETT), que cumplen un papel clave en la vinculación laboral en ciertas economías y que podría ser una opción de modelo laboral en México, lograr jugar un rol aún más relevante en nuestro país, al integrar programas sólidos de capacitación y desarrollo en alianza con el gobierno e instituciones educativas.
Estas alianzas podrían traer beneficios significativos:
• Reducción de la informalidad: Al capacitar a los empleados en habilidades técnicas y blandas, las ETT podrían atraer a trabajadores del sector informal, brindándoles empleo formal y mejores perspectivas de desarrollo.
• Mayor productividad: Los programas de formación específicos para las necesidades de la industria aumentarían la eficiencia y competitividad de las empresas, haciéndolas más atractivas para la inversión extranjera.
• Resiliencia laboral: En un entorno de constante cambio tecnológico, la capacitación continua garantizaría que los trabajadores puedan adaptarse a nuevas demandas del mercado, mitigando el riesgo de desempleo estructural.
En este sexenio, marcado por reformas laborales y el auge del nearshoring, México tiene una oportunidad única para transformar su mercado laboral. Las Empresas de Trabajo Temporal, tradicionalmente vistas como una solución inmediata, podrían convertirse en actores clave para construir un modelo laboral más robusto y preparado para el futuro.
La implementación de programas de capacitación, en colaboración con el sector público y las instituciones educativas, no solo mejoraría la calidad del empleo formal, sino que también fortalecería el tejido productivo del país.
Invertir en habilidades y en el crecimiento profesional no es solo una estrategia para retener talento; es una apuesta por un México más competitivo y justo. La solución no solo radica en ofrecer mejores salarios o beneficios atractivos, sino en algo más estratégico y de largo plazo: invertir en el desarrollo de habilidades y en una planificación clara para el progreso profesional de sus colaboradores.
Francisco Martínez Domene
Francisco Martínez Domene es ejecutivo con más de 28 años de experiencia en la industria de los Recursos Humanos. Inició su carrera en Adecco España donde tuvo diferentes cargos comerciales y operacionales, siendo el último Director Regional de Operaciones durante 15 años, y en el 2015 se unió a la región de Latinoamérica en donde fue primero CEO en Chile y después en Argentina y Uruguay hasta Agosto 2019.
Actualmente es CEO The Adecco Group México, desde septiembre del 2019, y ha sido nombrado durante cinco años consecutivos en la lista de los 25 líderes más influyentes de la subcontratación en Latinoamérica por la prestigiosa consultora norteamericana Staffing Industry Analyst. Del 2020 al 2022 formó parte Consejo Directivo de la Cámara Suizo-Mexicana de Comercio e Industria y actualmente forma parte del Consejo Directivo de la Cámara Española de Comercio en México y del Club Catalán de Negocios. Es el Secretario del Consejo de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH) para el bienio 2023 – 2024 y acaba de ser nombrado en Septiembre 2023, Ambassador de Awards of Happiness para México.
LinkedIn Francisco Martínez Domene
Twitter @fmdomene
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