La intención es garantizar una competencia equitativa dentro del mercado europeo, sin cerrar las puertas a las importaciones chinas. Según Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, el mercado global está inundado de autos eléctricos baratos de China, dificultando la competencia justa para las empresas europeas.
Mientras que Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, ha calificado la investigación como proteccionista, advirtiendo que dañará la cooperación económica y comercial entre China y la Unión Europea, comprometiendo la estabilidad de la cadena mundial de suministro de autos eléctricos.
Los aranceles varían según el nivel de subsidio recibido por cada fabricante. BYD enfrentará un impuesto adicional del 17.4%, Geely del 20%, y SAIC hasta un 38.1%. Empresas no chinas que fabrican en China, como Tesla, también se verán afectadas, con tasas que oscilan entre el 21% y el 38.1%. Los nuevos aranceles entrarán en vigor el 5 de julio, y la investigación antisubvenciones continuará hasta noviembre del presente año, momento en el que se podrían imponer aranceles definitivos con una validez de hasta cinco años.
Aunque los analistas proyectan que el impacto económico será insignificante, con la importación de cerca de 440,000 autos eléctricos chinos en el último año por un valor de 9,700 millones de dólares, la medida representa un cambio significativo en la política comercial actual.
El sector de los vehículos eléctricos es crucial para las ambiciones ambientales de la Unión Europea, y la Comisión asegura que los cambios no afectarán la transición hacia la movilidad verde. Sin embargo, la imposición de aranceles podría encarecer los autos eléctricos en Europa y reducir la oferta proveniente de China en un 25%, según el Instituto de Kiel para la Economía Mundial.