Ernesto Del Blanco, director general de la ensambladora y distribuidora de vehículos pesados ELAM - FAW, comenta que no se puede decir cuál es la edad máxima óptima para las unidades de transporte, pero la propia OCDE en sus diferentes informes reporta que lo ideal es que se cuente con unidades que no rebasen los 10 años de servicio, “Esto no es sólo un tema comercial, tenemos diferentes aspectos en los que contar con una flota con bastantes años rodando puede ser contraproducente, para las empresas está un tema de mantenimiento, mientras más años tienen sus unidades se requiere de mayor mantenimiento, por ende se ven obligados a parar y esa unidad no está produciendo, el consumo de combustible va a ser mayor en un vehículo con más años de servicio y esto se relaciona de manera directa con la contaminación medioambiental”.
La obsolescencia de la flota de transporte terrestre tiene consecuencias directas en la eficiencia operativa de las empresas logísticas y de transporte. Camiones desgastados con tecnología anticuada consumen más combustible, afectando los costos operativos y disminuyendo la competitividad de las empresas mexicanas en el mercado global. Organismos como la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) advierten sobre la necesidad de invertir en vehículos más eficientes para mantener la competitividad del sector.
La antigüedad de la flota también plantea serias preocupaciones en términos de seguridad vial. Sistemas de frenado, luces y otros componentes esenciales pueden deteriorarse con el tiempo, aumentando el riesgo de accidentes. En el 2021, más de 23 mil 986 vehículos se vieron involucrados en algún accidente vial en carretera, de los cuales 27.4% (6 mil 486 unidades) corresponden a remolques sencillos y fulles, según el Anuario Estadísticos de Colisiones en Carreteras Federales.
La contaminación generada por estas unidades no sólo tiene que ver con la quema inapropiada del combustible, el ruido que producen también se puede considerar contaminación auditiva, El transporte causa el 80% de la contaminación acústica en las ciudades, lo que lo convierte en el principal contaminante a nivel mundial, de acuerdo con investigaciones de la Unión Europea.
México se encuentra entre los primeros 10 lugares mundiales en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el sector transporte. En el país, el transporte es responsable de la emisión de 148 millones de toneladas de CO2 y representa la segunda fuente de emisiones GEI después de la generación de electricidad, el transporte de carga pesada contribuye al 29% de estas emisiones, según datos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés)
La problemática de la antigüedad de la flota de transporte terrestre en México no sólo es un desafío, sino también una oportunidad para impulsar cambios significativos. Ernesto del Blanco señala que es necesario invertir en tecnologías más limpias y eficientes, esto no sólo beneficiará a las empresas y al sector logístico, sino que también contribuirá a la seguridad vial y a la sostenibilidad medioambiental. “El Gobierno, las empresas y los actores relevantes debemos colaborar para implementar políticas y programas que fomenten la renovación de la flota, asegurando así un futuro más eficiente, seguro y sostenible para el transporte terrestre de carga en México”.
Con información de ELAM – FAW.