CDMX, 25 de agosto del 2023.- Estamos en plena temporada de
huracanes en Norteamérica, sin embargo, uno de ellos podría durar más de lo
pensado y tener importantes efectos en la economía regional y nacional. Sus
causas no son naturales, sino resultado de un proceso que parece cíclico: llamaremos
a este huracán UAW (United Auto Workers).
Y es que la potencial huelga con el sindicato más importante
de trabajadores del sector automotriz en Estados Unidos y Canadá y que
representa a empleados de General Motors, Ford Motor Co y Stellantis puede
tener efectos que impacten la producción de vehículos y autopartes en toda la
zona T-MEC (USMCA). Para entenderlo a profundidad, ahondemos en el contexto
histórico del sindicato, sus huelgas pasadas y lo que es distinto en el año
2023.
LAS HUELGAS DE UAW: UNA HISTORIA QUE SE REPITE A SÍ MISMA
Decimos que la posible huelga pareciera un proceso cíclico
por sus antecedentes. Volvamos en el tiempo hasta la recién posguerra, en
1945, cuando UAW organizó a 320 mil trabajadores para una huelga de 113 días
contra General Motors; esta se convirtió en la huelga más larga de la
historia contra un gran fabricante de autos, y tuvo como consecuencia un
aumento de 17.5% en sueldos (la meta del sindicato era 30%).
Esta fue impulsada por la figura de Walter Reuther, un
personaje determinado a darle control de los medios de producción a las masas.
Fue considerado un socialista (aunque él se definía como socialdemócrata) en un
contexto complicado; en la sombra de una recién terminada Segunda Guerra
Mundial, muchos fabricantes de autos estaban desescalando su producción y
elevando sus precios debido a que el gobierno ya no necesitaba que fueran
fábricas de guerra. A pesar de no lograr su cometido con la huelga de
1945-1946, fue electo presidente de UAW y permaneció en el puesto hasta 1970,
cuando murió en un accidente aéreo. En ese lapso, sobrevivió a dos intentos de
asesinato y lideró a más de 5 millones de trabajadores y pensionados de la
industria automotriz estadounidense. Incluso fue usado por el presidente John F.
Kennedy para negociar un intercambio de prisioneros con Fidel Castro en 1961,
por su cercanía en orientación política.
Fue justo hasta los años 70 cuando otra huelga de
magnitud similar tuvo lugar. La huelga de UAW en 1970 reunió a 400 mil
trabajadores y duró un total de 67 días. De nuevo, la huelga fue contra General
Motors en los Estados Unidos y Canadá, afectando a 145 plantas y ocasionando
pérdidas por 1 mil millones de dólares para GM. Esta fue una huelga amplia, en
lugar de planta por planta, como la de los cuarenta. Resultó en un aumento del
13% para los empleados y terminó porque el fondo de huelga del sindicato gastó
los 120 millones de dólares con los que contaba.
Tras tres décadas de relativa paz laboral, UAW organizó
otra huelga en julio de 1998. En esa ocasión, 9 mil trabajadores de Flit,
Michigan se fueron a huelga por 54 días, ocasionando que 30 plantas de General
Motors pararan labores y que la compañía perdiera 2 mil millones de dólares en
ganancias. ¿La razón? GM planeaba clausurar algunas plantas. ¿El resultado? UAW
consiguió que GM reinvirtiera en dichas plantas para no cerrarlas, con la
condición de incrementar la productividad diaria en 15%.
Para el siglo XXI, la industria automotriz ya no era la
misma. En julio de 2007, los fabricantes extranjeros alcanzaron por primera vez
en la historia de los Estados Unidos una participación por encima del 50% del
mercado automotriz, y GM tenía costos de hasta 2 mil dólares adicionales en
sus vehículos comparados con su competencia debido a los costos de
pensiones y servicios de salud que pagaba para sus trabajadores. Pero la misma
UAW había cambiado; de un máximo de 1.5 millones de afiliados, en 2007 solo
contaba con unos 470 mil. Así, la huelga de dos días de septiembre de 2007
alcanzó la participación de 73,000 trabajadores. Como resultado, y de forma
breve antes de la crisis de 2008, GM conservó los empleos que planeaba
eliminar, y la UAW pasó a hacerse cargo de los costos de servicios de salud de
los empleados y pensionados por medio de un VEBA (asociación voluntaria de
beneficios a los empleados) financiado por una combinación de efectivo y
diversos activos como acciones de GM.
La huelga más reciente fue en 2019, también en el
fatídico mes de septiembre (el 15 para ser exactos) y reunió a 48 mil
trabajadores de GM de alrededor de 50 plantas en los Estados Unidos, demandando
mejores compensaciones, seguridad laboral, mayor apertura a que trabajadores
temporales se hicieran permanentes, mejores sueldos y mantener sus beneficios
de servicios médicos. El paro de 40 días terminó con la votación a favor de 57%
de los miembros de UAW para consolidar un acuerdo laboral por cuatro años. GM
consiguió cerrar tres plantas compensando con entre 75 a 85 mil dólares a cada
empleado de ellas, y UAW consiguió aumentos de 3% a los sueldos base de los
trabajadores en años alternados.
Pero ahora cerca de la expiración del acuerdo laboral de
2019, el juego parece ser distinto en un punto muy importante. Hasta ahora,
Fiat Chrysler, ahora Stellantis, solo había enfrentado cinco huelgas en su
historia en Norteamérica, y ninguna del tamaño de las de General Motors,
mientras que Ford Motor Co jamás había reportado una. UAW planea hacer una
huelga grande y que afectaría a los tres grandes de Detroit, en lugar de solo a
GM, como acostumbraba.
DEMANDAS ACTUALES DE UAW
Eliminar los niveles: Después de las bancarrotas de
2008, se tienen dos niveles de estructura de salarios, UAW busca eliminarlos
para que los del nivel más bajo pasen al tope de paga desde que sean
contratados.
Incrementos salariales sustanciales: UAW busca
aumentos de hasta 46%. Con un aumento de 20% para nuevos trabajadores y un
aumento anual de 5% cada año hasta 2027. Así, el tope de salario sería de $47.14
dólares la hora.
Regresar el esquema COLA (Cost of living adjustments):
Los beneficios de ajustes al costo de vida de los trabajadores desaparecieron
en la era de las bancarrotas y UAW busca reinstaurarlos.
Pensiones y servicios médicos: UAW buscará regresar
al pago de pensiones y los beneficios de salud como eran hasta antes del 2007.
Derechos para hacer huelgas por cierres de plantas:
UAW busca ser capaz de hacer huelgas cada vez que una planta relacionada a
vehículos de combustión interna sea cerrada en EUA y Canadá, y con ello
presionar para que nuevos productos electrificados e inversiones sean
realizados en dichos sitios.
Regresar al programa de protección de la familia
trabajadora: Este busca mantener los
empleos y productos en las plantas actuales, y si las plantas son cerradas, las
compañías deben pagar a los miembros de UAW por hacer servicio comunitario.
Mejorar condiciones para trabajadores temporales:
Buscan convertir a estos trabajadores en permanentes con todos los beneficios,
a la vez que buscan redefinir y limitar la cantidad de trabajos temporales en
las plantas.
Más tiempo de descanso pagado para estar con sus familias:
los miembros de la UAW solicitan semanas de 32 horas de trabajo y que cualquier
jornada mayor a 8 horas sea considerada tiempo extra.
Sindicalizar plantas de baterías para autos eléctricos:
UAW busca encontrar la forma de sindicalizar a estas plantas, sin embargo, la
mayoría no pueden entrar en estas negociaciones por su estatus de ser
inversiones conjuntas (joint ventures).
¿QUÉ IMPACTO TENDRÁ EN NORTEAMÉRICA Y EN MÉXICO?
Diversos analistas de medios en la zona de Detroit coinciden
en que la lista de peticiones impulsada por el presidente de UAW que le da
la cara a este huracán, Shawn Fain, es demasiado extensa para ser cumplida
en su totalidad, por lo que evitar la huelga y tener negociaciones rápidas
entre el sindicato y las “tres grandes”, GM, Ford y Stellantis, se antoja como una
tarea casi imposible. Estamos entonces, ante un escenario en que la probabilidad
más grande es que el próximo 14 de septiembre se de inicio a una huelga
generalizada en las plantas de estos tres fabricantes en Estados Unidos y
Canadá.
Por el lado optimista, la historia muestra que en
general las grandes huelgas han ido reduciendo su duración; aunque existe el
riesgo de que, si la huelga durara más allá de las 11 semanas que especialistas
estadounidenses consideran como máximo, pudiera pasar por los paros y
vacaciones de invierno y extenderse hasta el regreso a operaciones en enero de 2024.
Esta posibilidad podría resultar catastrófica para la cadena de suministro de
Norteamérica.
Las expectativas dentro del sindicato UAW son muy altas,
y sus miembros no se conformarán fácilmente con menos de lo que demandan, a
la vez, ninguno de los tres fabricantes de Detroit puede cumplir con la lista
completa. Sin embargo, se esperaría que los incrementos salariales, la desaparición
de niveles y la relocalización de inversiones a plantas de UAW sean algunas de
las demandas que los fabricantes cumplan.
El pasado 24 de agosto, Ultium
Cells dio una esperanza a que las negociaciones puedan dar pie a una
resolución más rápida. La joint venture entre GM y LG Energy Solutions
encargada de fabricar las baterías para los nuevos EV del fabricante confirmó
un acuerdo para elevar los sueldos de sus trabajadores en la planta de Ohio por
un promedio de 25% a partir del 28 de agosto. El acuerdo además será
retroactivo, ofreciendo a algunos trabajadores un extra de entre 3 mil a 7 mil
dólares. Los trabajadores de Ultium no pertenecen a UAW (todavía) pero
esperan negociar un contrato pronto.
Aún con estos desarrollos recientes,
la huelga parece un hecho. El huracán llamado UAW podría afectar la producción
de al menos 50 mil vehículos en las plantas de Estados Unidos y Canadá
si esta durara tan solo una semana, y más de 1.4 millones de unidades si se
extendiera hasta 10 o más semanas. Casi 40% del inventario afectado correspondería
a modelos pick-up.
El fondo de huelga para
solventar los gastos de los 146 mil empleados tiene un total de 825
millones de dólares, suficiente para una huelga total de 11 semanas contra
los tres fabricantes. Si la huelga se limitara a solo uno de los fabricantes
podría extenderse hasta 2024, pero esto es muy poco probable. Actualmente; los
medios de Detroit se inclinan por la posibilidad de que la huelga dure entre 4
y 6 semanas y abarque a los tres fabricantes.
Bueno, y finalmente si has llegado hasta aquí, te
preguntarás ¿qué pasará con México? Hay cierto colchón en la producción
y los suministros de motores y transmisiones para resistir la huelga, esto es
especialmente importante para el caso de la planta de Ford en Hermosillo,
que depende de estos componentes fabricados en las plantas de Estados Unidos y
Canadá. Plantas como la de General Motors en Silao, que de por sí ha
enfrentado algunos paros este año, podría seguir produciendo durante unas 3
semanas luego de iniciada la huelga antes de tener que parar.
En el caso de Stellantis, la
OEM ha amenazado con mover la producción de la RAM 1500 a la planta de Saltillo,
Coahuila, sin embargo, siendo que la planta tiene solo un 15% de capacidad de
producción libre, tendría que tener una inversión cuantiosa en dinero y tiempo
para poder albergar este modelo. Por el lado de la huelga, las plantas de
Stellantis en México sufrirían pocos problemas, ya que producen sus componentes
como motores en sitio.
El caso de Stellantis, en el
que el CEO Carlos Tavares está directamente en oposición al líder de UAW, Shawn
Fain, es el más complicado de resolver, pues parece estar casi decidido que
habrá un traslado de producción que podría involucrar una gran inversión de
Stellantis en México. Es por ello, que la huelga en las plantas de
Stellantis podría extenderse más que en las plantas GM y Ford.
Digamos que, en este huracán, México es el país mejor
preparado de la región para resistir los efectos, al menos en lo que respecta a
las armadoras, pero, el caso de las autopartes es más complicado. En un
escenario en que la huelga se extienda a los 3 fabricantes, México podría
tener aún stock para seguir produciendo sin afectaciones mayores hasta una
sexta u octava semana, es decir, podríamos ver paros en plantas armadoras
como la de Ford en Hermosillo hacia el 26 de octubre o 9 de noviembre y en
algunas líneas de GM semanas antes. Es posible que para cuando dichas fechas
lleguen, ya se haya llegado a un acuerdo con UAW, lo que permitiría que la
producción en México siga prácticamente sin cambio en sus proyecciones.
Por el contrario, en el peor de los casos, los paros en
plantas de autopartes en México podrían comenzar desde inicios de octubre,
sobre todo en aquellas plantas cuyo volumen principal de producción esté
dedicado a las plantas de Stellantis, GM y Ford en los Estados Unidos. Daniel
Romo, líder de Inteligencia de Negocios de Directorio Automotriz, aconseja a
los proveedores en México “considerar un stock considerable que les permita
en medida de lo posible soportar una huelga prolongada, así como estar listos
para en cuanto se termine poder arrancar casi de inmediato con la vuelta a producción
en las líneas o plantas afectadas”.
Romo asegura que “en parte, es algo que esperábamos como
industria, y se puede pensar que el desempeño más sobresaliente de este año,
superando expectativas de inicio del 2023, ha sido para tener inventario
suficiente de vehículos para mitigar las pérdidas de producción por una
huelga extendida y mitigar el estrés en la cadena de proveedores que dependen mucho
de los costos del overtime, logística y otros costos por lo que los OEM no
pueden pagar”. Es decir, Stellantis, Ford y GM van a esperar que los
proveedores de autopartes en México y la región estén completamente listos
cuando vuelvan de la huelga, por ello deben prepararse para tener un stock
listo para regresar lo más rápido posible y proveer a las plantas que se verán
afectadas de los tres fabricantes.
Finalmente, mientras terminábamos de escribir este artículo,
la UAW informó los resultados abrumadores de su votación para irse a huelga
el próximo 14 de septiembre. La votación tuvo un 97% de votos a favor,
lo que significa que hay un 100% de certeza que habrá una huelga si los
fabricantes y el sindicato no llegan a un acuerdo previo para sustituir el
contrato laboral actual para la fecha mencionada.
Fain quiere ser una figura histórica que asegure los
beneficios históricos que perdieron a través de los años: “Nos hemos sentado
durante décadas mientras estas compañías han continuado tomando y tomando de
nosotros; estamos hartos”. Con esa fuerza llegará el huracán, y México
debe estar preparado para los efectos de sus vientos, que sin duda podrían
poner a tambalear un pronóstico de producción de vehículos y autopartes que se veía
casi demasiado bueno para ser verdad en 2023. Y esto no significa tampoco que
debamos alarmarnos de más; México tiene las mejores condiciones para mitigar
el golpe y emerger victorioso, con resultados aún positivos en el balance del
año para el sector, pero en definitiva, ninguna tormenta como esta debe
tenernos sin cuidado.
Redacción: Adrián Martínez, Editor de Cluster Industrial.
Fuentes: Reuters, Detroit Free Press, AP News, S&P Global.