Con la ola de calor que está azotando a Estados Unidos, los propietarios de vehículos eléctricos se dan cuenta de que a sus autos no solo no les gusta el frío, sino también tienen problemas cuando hace mucho calor.
Recurrent, una empresa especializada en baterías de autos eléctricos, hizo mediciones en miles de autos y encontró que muchos de ellos perdían hasta 30% de su carga, y con eso su rango de autonomía, cuando las temperaturas rebasan los 38 grados Celsius. A los 32 grados la pérdida es de apenas 5%, o sea que hay un umbral crítico que afecta significativamente. La causa, reporta Recurrent, puede estar en los procesos químicos de la batería, pero por supuesto también influye el hecho que el sistema de enfriamiento de las mismas baterías y del habitáculo del auto consumen mucha más energía en calores extremos.
Si los dueños de autos eléctricos se tienen que acostumbrar a tomar en cuenta las condiciones que influyen en el uso de sus vehículos, algo parecido le está pasando a las empresas que transportan estos vehículos cuando son nuevos. Otra vez hubo un incendio en un barco que transportaba autos eléctricos, y durante varios días en los cuales el fuego no cesaba se temía que un hundimiento del barco podría causar un desastre ecológico en la costa de Holanda. No es que los autos eléctricos se incendien más frecuentemente que los autos con motor de gasolina, pero una vez que prende el fuego, es mucho más difícil de extinguir. Las empresas que transportan estos autos tienen que estar equipadas con equipos especiales para combatir estos incendios, y aún se están definiendo los estándares para ello. Por cierto, algo parecido pasa con bicicletas eléctricas, que han puesto en riesgo a sus dueños porque suelen incendiarse con cierta frecuencia, también debido a los menores estándares de seguridad que aplican algunos fabricantes. Regresando a los autos, otro problema que enfrentan los que transportan estos autos por carretera con las llamadas nodrizas, es que los autos eléctricos son mucho más pesados (hasta 500 kg) que los autos convencionales, lo cual reduce la capacidad de carga de las nodrizas y hace más caro el transporte.
Lo que sale más caro también es la reparación de autos eléctricos accidentados, sobre todo si el daño involucra a la batería. Estudios hechos en el Reino Unido hablan de costos un 25% arriba de un auto convencional. Un problema específico es el hecho que aun cuando solo una parte de la batería esté dañada, el diseño de estas no facilita una reparación parcial, y muchas veces el auto se declara pérdida total por el costo que significa reemplazar la batería completa. Por supuesto, esto ya empieza a impactar en las primas de seguro. Y para los talleres, se le suma el problema, como a los transportistas, de tener que tomar una serie de precauciones adicionales para autos con baterías dañadas.
Todos estos problemas seguramente tendrán una solución técnica. Los fabricantes de autos eléctricos deben atenderlos cuanto antes, porque si de por sí no es fácil convencer a los clientes de comprar un auto a baterías por el precio y el tema de la “ansiedad de autonomía”, agregarle otros inconvenientes va a dificultar la adopción aún más.