La decisión de construir la planta en Bridgewater, en el suroeste de Inglaterra, es un impulso significativo para la industria automotriz del Reino Unido en su transición hacia vehículos de cero emisiones de CO2. Se estima que la fábrica suministrará casi la mitad de las baterías que el país necesita para 2030.
Este ambicioso proyecto se alinea con las estimaciones del centro universitario británico Faraday, especializado en electrificación, que señaló que para 2030 el Reino Unido necesitará un suministro de aproximadamente 100 Gigavatios hora en baterías para satisfacer la creciente demanda de vehículos eléctricos.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, expresó su satisfacción por el resultado de las negociaciones y calificó la elección del Reino Unido como sede de la gigaplanta como 'una marca de reconocimiento de la fortaleza de nuestra industria automotriz'. Además, el ministro de Energía, Grant Shapps, aseguró que esta inversión es probablemente la más grande jamás realizada en la industria automotriz del país.
La gigaplanta tendrá una capacidad de 40 gigavatios hora, convirtiéndola en una de las más grandes de Europa. Se espera que la nueva planta genere hasta 4.000 nuevos empleos directos y miles más en la cadena de suministro ampliada. El inicio de la producción en la nueva planta está previsto para 2026.