CDMX, 29 de junio de 2023.- Los combustibles verdes o green fuels,
es un término que describe cualquier tipo de combustible producido o derivado de
un proceso sustentable, nada tiene que ver con el color sino más bien con el
método de producción.
Una alternativa es producirlos de derivados de material orgánicos
(biomasa, residuos domiciliarios) los cuales son conocidos como biocombustibles,
o producidos mediante la electricidad a lo que denominamos e-fuels (entre los
que se encuentra el hidrógeno verde y sus derivados). Al contrario de los
combustibles fósiles, como el petróleo, el cual requiere de largos periodos y procesos
geológicos para su formación (del rango de millones de años), los combustibles
verdes pueden producirse en días e incluso horas.
Es así como en los últimos años los combustibles verdes se han
posicionado como una de las palancas clave para alcanzar la descarbonización,
ya que suelen tener propiedades similares a los combustibles fósiles, por lo
que logran hacer más sustentables procesos complejos de descarbonizar,
relacionados principalmente con la generación térmica o eléctrica en la
producción industrial.
El gran desafío de los green fuels es su producción y
distribución, procesos incipientes a escala global. Existen pocos proyectos
desarrollados y operativos, aunque se espera un crecimiento acelerado en los
próximos años. Por ejemplo, en México, ENGIE avanza de manera sólida en el
desarrollo de un proyecto de biometano.
Si esperamos realmente alcanzar
metas de descarbonización, es necesario impulsar este tipo de proyectos
energéticos con un enfoque sistémico tanto a través de políticas públicas como
de mercado o empresariales. En esa línea cabe preguntarse ¿puede jugar la
industria automotriz un rol clave en la promoción, adopción, impulso y
desarrollo de los combustibles verdes?
En ENGIE Impact creemos que sí. En primer lugar, la industria automotriz
tiene un papel protagonista y decisivo para la economía de México. Además de un
legado indiscutible, ha demostrado una adaptabilidad y resiliencia que se vio
fortalecida incluso en la reorganización global de las cadenas de suministro
post pandemia. En segundo lugar, está la formación de clusters, mediante
la concentración de sitios de manufactura y proveeduría de la industria en
diferentes regiones del País, como son el Bajío, Centro y la zona Norte. La
combinación de ambos elementos (tamaño y formación de clusters) son
factores clave para impulsar la industria de los combustibles verdes en
regiones diversas lo que permitiría una rápida adopción y masificación de éstos.
A modo de ejemplo algunas regiones mineras de Latinoamérica con
condiciones similares de tamaño y formación de clusters han impulsado la
creación valles de hidrógeno (hydrogen valleys). Los valles de hidrógeno
se han posicionado como una respuesta a la descarbonización mediante este
e-fuel para generar economías de escala en territorios con ventajas
competitivas por sus recursos naturales para las energías renovables. De esa
forma, existiendo oferta, otras empresas, que comúnmente prestan servicios a
las compañías impulsoras, también comienzan a demandar combustibles verdes. La
demanda agregada produce el efecto de economía de escala, con lo cual es
posible acceder a precios más competitivos, facilitando la entrada de nuevos
actores.
En el caso de México, un compromiso de la industria automotriz para
descarbonizar su producción empujaría una alta demanda de combustibles verdes
en los clusters ya existentes, abriendo la puerta al desarrollo de este
nuevo sector.
Para ejemplificar mejor, la industria automotriz en México genera por
concepto de exportaciones más de 15.000 millones de dólares al año[1] y
en términos energéticos demanda más de 6.000 GWh anuales, cifra que se espera
llegue a los 13.000 GWh anuales en 2036[2]. De
esta demanda energética cerca del 10% podría requerir la introducción de
combustibles verdes para lograr la descarbonización, por lo tanto, es necesaria
una infraestructura capaz de producir al menos a 18.000 toneladas de Hidrógeno
verde o 95,7 millones de m3 de biogás o 63,2 millones de litros de biodiesel. Esta
capacidad podría ampliarse y llegar a más del doble para 2036.
Como en el
pasado, la industria automotriz mexicana nuevamente tiene una oportunidad
inmejorable e histórica para tomar el liderazgo en el impulso de la transición
energética y ser ejemplo en el desarrollo de los combustibles verdes, porque
sería parte del espíritu innovador y avanzado que ha caracterizado a este
sector pilar de la economía mexicana.
AUTORES:
Tomás Baeza, Senior Manager, Sustainability Solutions
ENGIE Impact
Iván Rosas, Analyst, Sustainability Solutions
ENGIE Impact
Conoce
más: https://www.engieimpact.com/
1.- Ficha Automotriz -BancoMext
2.- Consumo energético en la producción
automotriz en México (enlight.mx)