Ante esta serie de ajustes, en el mundo del trabajo actual nos encontramos con oportunidades y desafíos que están moldeando la forma de trabajar, las capacidades y habilidades que debemos desarrollar y los modelos que mejor se adecuan a la nueva forma de vida de las diferentes sociedades a nivel mundial que, a pesar de su distancia geográfica, gracias a la tecnología se han convertido en un solo campo de trabajo global.
Como parte de las oportunidades que nos trajo estos últimos años, se encuentra la flexibilidad, propiciada por la digitalización. Uno de los impactos positivos de la pandemia de salud fue el uso masivo de herramientas digitales para llevar a cabo la gestión del trabajo, lo que actualmente permite a muchas personas trabajar cuando y desde donde elijan. De hecho, este ajuste generó que el número de trabajadores que, gracias a la digitalización, ingresan al mundo laboral ha aumentado exponencialmente y para miles de empresas, la digitalización ha mejorado la eficiencia de sus negocios, impulsando la innovación interna y abriendo nuevos mercados.
Sin embargo, también existen desafíos que debemos enfrentar para lograr un mundo de trabajo saludable y eficiente para todos los participantes. En este sentido, el desarrollo tecnológico ha estado acompañado de críticas sobre la ética y la pérdida de oportunidades que genera para el ser humano, lo que nos indica que debemos encontrar el equilibrio adecuado para que la digitalización beneficie a todos los seres humanos mientras se mantienen altos estándares éticos que garanticen los derechos de los trabajadores.
Otro desafía es la necesidad de mejorar y volver a capacitar a la fuerza laboral (Reskilling), ya que se estima que el 30% de los trabajos se automaticen para 2030 y las herramientas digitales se convertirán en un estándar del nuevo trabajador, por lo que estos requerirán una nueva gama habilidades para adaptarse a este nuevo mundo laboral.
Los equipos de Recursos Humanos y desarrollo organizacional deben comprender que las herramientas digitales, como la gamificación y la realidad virtual, son elementos que les pueden facilitar el acceso a la formación de sus equipos de trabajo, el desafío que tienen ante esto es identificar la mejor manera de adecuar sus estrategias de capacitación fundamentadas en materiales y espacios virtuales.
Para las empresas, la transformación digital está desafiando la forma en que solían hacer negocios y cómo llevaban la gestión del personal. Con este nuevo panorama, las empresas que seguirán siendo relevantes, serán aquellas que faciliten una cultura de cambio e innovación a su interior y que esto impacte en los estilos de gestión; los cuales deben evolucionar para inducir la participación y el empoderamiento de su fuerza laboral que es cada vez más remota, dispersa y digital.
Uno de los desafíos más complejos es el poder cambiar el pensamiento acerca de la productividad y el bienestar de los trabajadores en el trabajo; porque ahora lo que importa es mantener el equilibrio justo entre los beneficios y los riesgos del empleo; y para encontrar ese equilibro es fundamental que la brújula siempre sea la gente.
Finalmente, me parece que para aprovechar al máximo el potencial que nos trae la digitalización, debemos comprender e interiorizar en las empresas y sobre todo en los puestos directivos, las nuevas formas en que los trabajadores y los empleadores puede convivir, intercambiar y dedicarse a sus actividades laborales.
Francisco Martínez Domene
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