CIUDAD DE MÉXICO, México, 10 de mayo de 2023 (con
información de TÜV Rheinland México).- Hablar de hidrógeno verde es abordar el
futuro que cada vez está más cerca y del que México debe ser parte, no solo
como productor sino también como generador de regulaciones al mercado y un
incentivo a las certificaciones para que el país se convierta en líder regional
en energías limpias.
“La producción de hidrógeno verde está tomando cada vez
más relevancia como alternativa de combustible y específicamente en México es
fundamental fortalecer el mercado de este combustible, ya que estamos hasta 15
años por detrás de países como Alemania y Estados Unidos; incluso Chile ya
tiene importantes proyectos y una industria desarrollada, regulaciones y
certificaciones que impulsan el comercio y las estrategias nacionales para
apoyar a este sector en los próximos años”, dijo Danae Díaz, Gerente de
Servicios Ambientales y Energía de TÜV Rheinland México.
México tiene un gran potencial en la industria del hidrógeno
verde, por lo que es fundamental abordar los desafíos de manera integral con
miras a contar con una política energética robusta que promueva la
implementación de estrategias coordinadas entre el sector público, el sector
privado y los organismos de certificación para mitigar los riesgos de este
mercado y contar con combustibles alternativos más limpios a la generación de
energía con hidrocarburos.
Aunque se ha estudiado en profundidad el coste de producir
hidrógeno verde, ya que según la Agencia Internacional de la Energía, se estima
que cada kilo de hidrógeno verde cuesta entre tres y siete dólares, mientras
que el hidrógeno azul (a partir de gas natural) cuesta entre 1,5 y 2,9 dólares
y el hidrógeno marrón (extraído del petróleo) oscila entre 1,2 y 2,2 dólares,
es el hidrógeno verde el que más demanda tiene en los mercados europeos.
Asimismo, contar con equipos de electrólisis se ha convertido en uno de los
mayores desafíos, ya que las empresas fabricantes reportan un tiempo promedio
de entrega de al menos ocho meses, además de la infraestructura requerida para
el almacenamiento y transporte de este combustible.
“Sin embargo, estamos en el momento perfecto para avanzar
hacia esta transformación, ya que se estima que para 2030 en México la
producción de hidrógeno verde podría tener costos menores hasta en un 64% en
comparación con otros países que no cuentan con el mismo potencial energético, además
contamos con una ubicación privilegiada, que nos permite obtener energía solar
y eólica, a partir de la cual se genera hidrógeno verde, por lo que la
industria podría tener una inversión aproximada de 60 mil millones de dólares y
generar cerca de tres millones de empleos, lo que facilitaría el desarrollo de
la economía doméstica. comerciar para venderlo a industrias que tienen más
emisiones contaminantes como el transporte de larga distancia, minería, textil,
etc., así como exportarlo a países vecinos como Estados Unidos”, dijo Díaz.
También es fundamental abordar los desafíos regulatorios y
de certificación que se requieren para sentar las bases de esta industria, con
el objetivo de impulsar la competitividad y posicionar al país como productor
de combustibles de bajo impacto ambiental, reduciendo su huella de carbono y
ofreciendo soluciones ambientales innovadoras:
Establecer regulaciones adecuadas para México: si
bien ahora se presentó un proyecto de decreto para impulsar el mercado de
hidrógeno verde en el país, que busca crear, implementar y promover un programa
nacional para el uso de este combustible, no hay que olvidar que en caso de ser
aprobada, la política nacional en cuanto al uso se planteará seis meses
después, por lo que sería necesario retomar casos de éxito de otros países para
tomar las mejores prácticas e implementarlas en México, considerando los
aspectos sociales, económicos y ambientales de la país.
“Se trata de tomar como referencia los aprendizajes y
acciones que se han tomado en otras latitudes sin copiar su metodología, ya que
de lo contrario la industria en México se limitaría y se desarrollarían otros
desafíos de largo plazo que provocarían un bache en el crecimiento de este
combustible', enfatiza el experto.
Fomentar la certificación para las empresas: La
certificación de hidrógeno verde nació como una necesidad de varios países y
empresas de comercializar este combustible como una alternativa que permita el
uso de energías renovables, la reducción de la huella de carbono y la
compensación de emisiones.
“En TÜV Rheinland generamos un estándar denominado 'TÜV
Rheinland standard H2.21 Renewable and Low-Carbon Hydrogen Fuels', que fue
aprobado tanto por la Comunidad Europea como por el organismo de acreditación
alemán DAKKs. Este estándar, cuya nueva versión rige a partir de este año, es
una base para que las empresas demuestren, a través de la verificación, el
cumplimiento de los requisitos para poder comercializar el hidrógeno producido
como 'Renovable' o 'Bajo Carbono' y sus denominaciones 'Verde' o 'Azul' según
sus características, así como utilizar este estándar para otros gases como el
Amoníaco con posibilidad de obtener la misma certificación', dijo
Díaz.
Esta certificación, que tiene una vigencia de tres años,
considera nuevos límites de emisión y su ámbito de aplicación aumenta a los
derivados del hidrógeno (p. ej., amoníaco, metano y metanol); también ayuda a
las empresas productoras de hidrógeno verde a comercializarlo, ya que pueden
brindar certeza a sus clientes de que el combustible realmente se generó a
través de fuentes de energía renovables.
“El gran obstáculo de la certificación es que se hace de
forma voluntaria, es decir, las empresas productoras no están obligadas a
realizarla, ni las empresas compradoras suelen solicitarla a sus proveedores,
por lo que se requiere reforzar la protección ambiental y compromiso económico
que tienen las distintas industrias para que la voluntad se convierta en una
responsabilidad que se adquiere con mayor frecuencia. De esta forma,
fortaleceremos el sector del hidrógeno verde, porque desde la producción
estamos manteniendo altos estándares de cumplimiento de la normativa
internacional”, enfatiza Danae Díaz.
Las empresas compradoras se benefician de esta certificación,
ya que pueden estar seguras de que están adquiriendo hidrógeno verde que les
ayudará a cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones o requisitos
del mercado para el uso de combustibles con menor impacto ambiental. Además, al
adquirir hidrógeno verde para sus procesos, están haciendo más eficiente su
producción y contribuyendo a la reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero.
De esta forma, la regulación y la certificación deben ser
ejes centrales sobre los que se configure la industria del hidrógeno verde en
México, ya que a nivel mundial cada vez más economías destinan recursos,
esfuerzos y generan estrategias pensando en el futuro cercano que tendrá este
combustible. Por ello, México no puede quedarse atrás en la superación de los
retos para convertirse en líder de esta industria y ayudar a proteger el
planeta.