Proyectos líderes en el campo de la sostenibilidad y la protección ambiental, como PLASTICIC, BLUPS y AYMA, están aplicando la economía regenerativa en Chile para reducir el impacto ambiental negativo causado por las prácticas comerciales y de construcción convencionales. Estas iniciativas están demostrando cómo la economía regenerativa puede ser una solución efectiva para enfrentar el cambio climático y la degradación ambiental.
En el caso de PlastiCIC y Blups, ambos proyectos se basan en el principio de restauración. Por un lado, PlastiCIC busca reducir el desperdicio y el consumo excesivo de recursos producto de su proceso de embalaje, desarrollando un modelo más ecológico de packaging que incorpora plástico gestionado adecuadamente. Mientras que Blups utiliza mermas de frutas y verduras para crear empaques comestibles y sustentables que reduzcan la huella de carbono, prevengan la deforestación y la sobreexplotación de recursos. Ambos proyectos buscan minimizar el impacto ambiental de sus actividades y contribuir a la conservación del medio ambiente.
Por otro lado, Ayma - Condominios Regenerativos Sustentables se enfoca en la creación de conjuntos habitacionales sostenibles que se integran en el entorno natural y buscan su regeneración a través de prácticas sostenibles y la utilización de materiales naturales. Este proyecto tiene como objetivo lograr una mayor eficiencia energética y una menor huella de carbono a través de la utilización de materiales naturales y prácticas sostenibles.
Estos proyectos mencionados son finalistas en Premios Verdes 2023, un movimiento global que reconoce a las iniciativas más destacadas en sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. Estos casos al igual que 20.756 proyectos ambientales de 1159 ciudades de 53 países que son parte del movimiento, tiene un papel clave en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Según Bianca Dager, líder en la conservación y el cambio climático y CO-CEO de Premios Verdes, estamos presenciando la transición ecológica, quizá, más grande de la historia. Y en el contexto de América Latina, es crucial cambiar el modelo económico extractivo-degenerativo que poseemos hace más de un siglo, por un modelo de economía circular-regenerativa que puede sincronizarse con los ciclos naturales del planeta, y ser capaz de generar impactos positivos, más allá de la sostenibilidad, a medio y largo plazo, para devolver el equilibrio ecológico al planeta.
Debido a los diferentes retos sociales y ambientales que enfrentamos en la actualidad, se ha vuelto imprescindible implementar un nuevo sistema que garantice el cuidado de la vida en el planeta. La nueva metodología regenerativa plantea nuevos parámetros de valoración que no se habían contemplado nunca antes. Por ejemplo, con estos criterios se puede empezar a medir la creación de valor y los impactos positivos de los agricultores que cuidan la tierra con técnicas como la permacultura, que fomenta la diversidad y riqueza del planeta. Asimismo, permite crear nuevos mercados de compensación de la regeneración y del impacto positivo, que harían rentable y sostenible económicamente a largo plazo la agricultura no intensiva. También puede impulsar el crecimiento económico y la innovación tecnológica.
No es una tarea fácil, sin embargo, es crucial volcar todos nuestros esfuerzos hacia el cumplimiento de estos objetivos que no solamente nos permitirá alcanzar los objetivos de la Agenda 2030, sino también, avanzar hacia un futuro más sostenible y preservar lo que ahora es nuestro único hogar.