CDMX, 29 de julio de 2022 (vía CIAL Dun & Bradstreet).-Establecer
redes de almacenes, fábricas, proveedores, centros de distribución y ventas al
por menor son acciones que dan como resultado una cadena de suministro. Es así
como su definición obedece a la suma de actividades orientadas a la instalación
y medios de reparto con la finalidad de vender una mercancía, teniendo para
ello como aliados a la logística y estrategia.
Todo este trabajo tiene un único objetivo: Satisfacer las necesidades
de los clientes y conseguir que el producto final llegue a sus manos en
condiciones impecables.
Sin embargo, existen factores como el incremento en los
retrasos, la alteración y versatilidad de la información que, paulatinamente,
se convierten en grandes enemigos de las cadenas de suministro.
Lo anterior se acentúa con estragos derivados de la pandemia
del Covid-19. Además de un obstáculo, es un impacto en el funcionamiento, ya
que ha originado desabasto de insumos, retrocesos en los flujos de producción y
los pedidos a futuro apuntan a sufrir una reducción considerable.
Como ejemplo, en el caso mexicano se llevó a batallar con una
disminución en sus importaciones, al principio de la pandemia. Esto se vuelve
palpable con la contracción en la producción bruta nacional de 2.9% y la caída
de 7.9% en la producción bruta manufacturera, aunado al reabastecimiento, la
escasez y fijación de precios.
La presión constante y abrumadora, sobre las cadenas de
suministro, termina por impedir que los productos lleguen a los clientes. También,
la distribución y el transporte de las mercancías no se llevarían a cabo sin la
logística, porque a través de ésta los productos se vuelven accesibles.
Ambos conceptos benefician los procesos de reparto mediante
el orden y la coordinación para cubrir la demanda del consumidor, mejoran la
gestión de inventarios, colaboran en la evolución de compañías eficientes y
competitivas, logran mayor calidad y construyen una trazabilidad más exacta de
servicios y productos.
El futuro
Es importante que las cadenas de suministro puedan estar
preparadas para el futuro que viene, priorizando su capacidad de reacción
rápida y decisiva ante determinadas circunstancias a través de acciones
inteligentes, ágiles, interconectadas y predictivas.
Para concretar este avance, las compañías deben invertir en
la gestión de datos de los proveedores, con la finalidad de aumentar su
visibilidad, y elaborar estrategias que permitan el monitoreo de la información
generada durante el flujo de producción.
Aquí es donde los datos en tiempo real intervienen como
predictores de toda la información relacionada con facturas, proveedores, zonas
horarias, diferencias lingüísticas, entre otros elementos.
Cualquier actividad debe quedar registrada como una fuente
de confianza para una adecuada, rápida y oportuna toma de decisiones.
Asimismo, distintas empresas del sector afirman que otro
factor para mitigar dicha presión es la aparición de software de gestión de
almacenaje, que facilite la conectividad entre equipos de diseño de la cadena
de suministro y quienes toman las decisiones, incluida una comunicación eficaz
durante el proceso.
Es necesario prestar atención a cada una de las etapas que
concatenan a las cadenas de suministro, ya que su participación es de vital
importancia para que la actividad comercial marche al ritmo de las necesidades
de este mundo cambiante y digitalizado.