La digitalización no solo permite a las empresas ser más eficaces en sus procesos, también significa facilitar la educación para garantizar el aprendizaje permanente de los empleados, y que, de esta manera, puedan aprovechar los beneficios de los avances tecnológicos y las nuevas prácticas en el modelo digital.
La tecnología ha sido integrada en los automóviles desde hace años. Los vehículos se han convertido en una extensión de nosotros mismos y la necesidad de conectividad, combinada con el cambio hacia la movilidad como servicio (MAAS, por sus siglas en inglés), están cambiando radicalmente el tiempo que pasamos a bordo. Por eso, las empresas hoy cuentan con equipos robustos de ingenieros que se dedican a desarrollar soluciones digitales para crear experiencias de movilidad personalizada y conectada.
Enfocándose en el tema de bienestar, Faurecia ha desarrollado una tecnología en la que el vehículo es capaz de monitorear los datos en tiempo real, recopilados a través de cámaras a bordo o dispositivos portátiles que miden la temperatura de la piel, el ritmo cardíaco o respiratorio y la presión arterial para guiar los ajustes de la distribución del aire o la configuración del calor durante el viaje. Si detecta estrés, fatiga o mareos, el vehículo ofrecerá experiencias multisensoriales para relajar o refrescar a los pasajeros. En estos casos, la digitalización significa una mayor capacidad para almacenar, organizar, compartir, verificar y analizar datos, permitiendo que el vehículo se anticipe a las preferencias del usuario.
Comprender el impacto de las nuevas tecnologías y los beneficios que pueden aportar a las aplicaciones industriales es un primer paso básico, especialmente en un sector que se encuentra en el centro de una importante evolución. Las empresas de la industria automotriz están creando valor a largo plazo al proporcionar soluciones para satisfacer las necesidades de las futuras generaciones.