Ciudad de México, 31 de marzo del 2022.- La marca china de
vehículos de pasajeros CHERY, llegará a México en junio de este año,
y tal como hizo JAC (Giant Motors) en su momento, buscará tener sus modelos
fabricados en suelo nacional para el mercado interno y norteamericano. No
es un secreto que, desde hace años, el fabricante ha estudiado la posibilidad
de invertir en la construcción de una planta ensambladora de autos, pero ¿cuál
es la posibilidad real de que esto suceda, y en qué estado del país? Te
platicamos más al respecto.
Chery es una marca china de automóviles con más de 20
años en el mercado, cuentan con ventas y servicios en más de 80 países del
mundo y tienen más de 9.5 millones de consumidores a nivel mundial. En 2018
lanzaron su submarca Chery Lion, dedicada a vehículos eléctricos y autónomos.
Sus modelos de vehículos más emblemáticas incluyen las líneas Arrizo y Tiggo,
de venta en países latinos como Argentina, Chile y Perú. La compañía colabora
con compañías de tecnología como Horizon Robotics, Huawei y Alibaba, y tiene
una planta con Jaguar Land Rover en China.
En junio, Chery llegará al mercado mexicano con tres
modelos de SUV, los cuáles llegarán importados desde China y serán adaptados a
los consumidores mexicanos. Conforme la marca establezca sus primeros
distribuidores, aumentará su gama de modelos a cinco, incluyendo cuatro SUV y
un vehículo eléctrico, el Chirey EQ1, un vehículo compacto urbano con autonomía
de 180 km por carga.
Ahora, la marca ha revelado en entrevistas a medios que no
es su principal prioridad el establecer una planta de ensamblaje en México,
lo que resulta más que claro al tener en cuenta que tendrán que evaluar sus
resultados en el mercado nacional a partir de su entrada al mismo para poder
pensar en la factibilidad de una planta.
Sin embargo, Chery ha dejado claro que al menos al mediano
plazo su objetivo es entrar de lleno al mercado norteamericano, incluyendo los
Estados Unidos, y eso solo sería posible a través de la instalación de una
planta ensambladora en México, pues entonces los autos de contenido
nacional podrían entrar al mercado bajo el T-MEC.
El construir una fábrica desde cero podría parecer la
primera opción. Pero establecer una planta de manufactura y ensamblaje de
vehículos no es una tarea sencilla, rápida ni barata. Para ello, puede
pasar entre 1 a 4 años de construcción, y necesitarse al menos cientos de
millones de dólares, además de una base de proveedores calificados, y
reclutamiento de fuerza laboral. Estados del norte como Coahuila y Nuevo León,
o estados del Bajío como San Luis Potosí y Guanajuato podrían ser opciones para
esto.
La segunda posibilidad sería el comprar una planta ya
construida a otro fabricante y adaptarla para la fabricación de sus propios
modelos. En ciertos medios se ha mencionado la posibilidad de que esto
pudiera suceder con las plantas de Honda en El Salto, Jalisco (usada
actualmente para la fabricación de motocicletas, refacciones y motores de lanchas),
o la planta COMPAS, operada por Daimler y Nissan en Aguascalientes.
Sin embargo, esta opción es poco probable. En el caso de
Honda, El Salto sigue siendo una ubicación estratégica, especialmente para el
mercado de motocicletas, además de que Jalisco no cuenta con una red de
proveeduría automotriz tan consolidada como otros estados. Hablando de la
planta COMPAS, aunque su capacidad de producción de encuentra subutilizada, sería
complicado que Daimler decidiera dejar su participación de dicha planta, pues
es su único sitio productivo de vehículos ligeros en el país y de hecho ha ido
aumentando su producción en los últimos meses.
La tercera opción, y que pareciera ser la más accesible
al corto plazo sería la de encontrar un socio ya instalado en la región y
con quien pudiera escalar una producción en conjunto o maquilar el ensamblaje
final de los modelos. Podría ser que algunos grupos industriales mexicanos
decidieran establecer las capacidades de manufactura para maquilar estos
vehículos.
ENTONCES, ¿QUÉ ES MÁS PROBABLE?
Considerando lo anterior, expertos como Daniel Romo, de
Directorio Automotriz, consideran que a la larga, la mejor opción
para los fabricantes chinos es decidirse a invertir en la instalación de una
nueva planta de ensamblaje final de vehículos en alguno de los estados con
mejor integración de proveeduría calificada y cadenas logísticas, como
Guanajuato o Coahuila. Por otro lado, estados como San Luis Potosí
cuentan con terrenos y quizás incentivos que puedan ser atractivos para una
empresa como Chery, es una cuestión de tiempo para que suceda.