Y un avance constante requiere una cadena de cambios cuyas etapas forman un proceso de cambio. Una vez iniciado el proceso de cambio y habiendo trabajado para lograr el avance deseado, el humano exige el cambio con gran desesperación. Sin embargo, inmersos en la desesperación y en la expectativa de que el avance finalmente suceda, pasamos desapercibido que el proceso de cambio es altamente complejo.
Identifico dos obstáculos que impiden la continuidad del proceso de cambio, los cuales me gustaría desmenuzar en ésta columna. Estos son:
1) Considerar que la situación actual es por culpa de otros: políticos, empresarios, suegras, jefes, parejas, compañeros, amigos, etc.
2) No ser consciente de la realidad y pensar que la situación es peor de lo que es.
Vamos a indagar un poco más en el primer obstáculo:
Por su parte, Fredy Kofman en su libro denominado “Empresa Consciente” comenta que es necesario asumir responsabilidad incondicional sobre nuestra situación y vida. Debemos vernos a nosotros mismos como “protagonistas”, un personaje central que ha contribuido a crear la situación a la que se enfrenta y que, por lo tanto, también puede afectar su futuro. Esta actitud es la opuesta a verse a sí mismo como una “víctima” sujeta a fuerzas que están más allá de su control. El protagonista participa de manera activa en los acontecimientos y puede modificar los resultados. La víctima es un espectador pasivo, sólo sufre las consecuencias de las acciones de otros.
Hay muchas maneras de ver un problema, algunas promueven el poder y los logros. Otras promueven la pasividad y el fracaso. Para alcanzar la grandeza tanto en el orden personal como a nivel organizacional, es necesario adoptar las primeras y evitar las últimas. Debemos encarar cada situación con la actitud del protagonista, afirmar nuestra capacidad incondicional de respuesta ante cualquier situación.
“La diferencia fundamental entre un hombre común y un guerrero es que para el guerrero todas las circunstancias son un desafío, mientras que para el hombre común son una bendición o una maldición.” Don Juan, Chamán Yaqui
Con relación al segundo obstáculo:
En ocasiones creemos que el mundo es más aterrador de lo que realmente es. Tenemos una versión negativa de los hechos y una expectativa fatalista del futuro. Ello ha llevado a que muchas personas vivan y tomen decisiones encontrándose en estado de alerta debido al miedo latente de lo que sucede en el exterior. Aquella distorsión de la realidad no es un problema de actualización del conocimiento; en parte, es culpa también de los medios de comunicación, que venden sobre todo lo negativo, y los líderes de opinión que exaltan los errores, al igual que la clase política lo hace de sus contrincantes. Llámese ignorancia, medios de comunicación, líderes pesimistas, todos éstos son factores externos que nos bombardean con malas noticias. Aunado a ello, existe también un factor intrínseco y natural del ser humano. Resulta que el cerebro humano, como medio de protección y supervivencia, exalta y pone mayor atención a los hechos negativos. De ésta manara los seres humanos estamos programados para alertar los hechos negativos, lo cual nos daría mayores probabilidades de sobrevivir en pequeños grupos de cazadores y recolectores.
Considerando los factores externos, así como nuestra naturaleza pesimista, es sumamente importante que seamos conscientes de la realidad para estar en condiciones de tomar mejores decisiones. El “Factfulnes” se basa en una recolección de hechos, datos y evidencias que comprueba que el mundo realmente va mejorando cada vez más. El factfulness, el «ser consciente de la realidad», puede y debe convertirse según Hans Roslingen en su libro “Factfulness”, en parte de nuestra vida diaria. Tal como lo debiera ser llevar una dieta sana y hacer ejercicio de manera regular. Así se estará en condiciones de tomar decisiones más acertadas y se evitará sentirse estresado por fantasmas.
Si nosotros como humanos pensamos que el mundo es más aterrador, difícil, complicado, violento e injusto de lo que es, no vemos claro. No nos hace capaces de saber si un cambio es necesario en realidad o si es parte de nuestra pre-programación equivocada.
Todo lo anterior tiene relación con los obstáculos que identifico en el proceso de cambio a nivel personal. Sin embargo, a continuación, me referiré al cambio en el plano exterior, ésto es, al cambio con impacto a nivel comunidad. En esta ocasión me refiero a un cambio que afecte a más de un individuo, quizá a una comunidad entera, un lugar de trabajo o incluso a un país completo. El cambio empieza en un individuo y se distribuye con la interacción con otras personas. Los cambios sociales típicamente se inspiran en movimientos ideológicos, políticos y económicos. Usualmente empiezan en sociedad en masa y luego, mucho después, llegan al poder legislativo o incluso a nivel gobierno ejecutivo.
Cambios del pasado nos han influenciado y cambios del futuro harán lo mismo. Por ejemplo, hace no tanto a las mujeres no se les permitía estudiar en la universidad. Hoy en día mujeres y hombres de todas las religiones y nacionalidades estudian juntos. Sin cambios sociales, nuestra sociedad no tendrá progreso.
Si piensas que el cambio social es difícil, tienes razón. Sin embargo, los humanos participamos continuamente en diversos cambios sociales. Por otra parte, iniciar un cambio social no es tarea fácil. Algunas maneras de cómo podemos empezar un cambio es desde algo tan sencillo como votar, participar como activista social o del medio ambiente. Una excelente manera de comenzar es participar en diálogos organizados por cámaras industriales, universidades, gobierno o por nuestras comunidades. También podemos impulsar el cambio empezando por nuestra familia o amigos. La decisión es nuestra.
Un cambio importante típicamente inicia cuando los humanos nos vemos en situaciones extremas y no vemos otra salida que buscar un cambio. Hay una multitud de factores que pueden impulsar un cambio:
a) Nuestro ambiente que nos enfrenta con situaciones (varias causadas por nosotros mismo) como pandemias, contaminación, pobreza, hambre.
b) Crecimiento en la población o cambios demográficos que afectan la manera en que vivimos, como por ejemplo la desigualdad social.
c) Innovaciones tecnológicas que nos ofrecen soluciones impensables en el pasado.
d) Elementos macroeconómicos como el salario mínimo, legislaciones laborales, sindicatos, moneda, herramientas de la banca central de un país y sistemas económicos como el capitalismo o el comunismo.
e) Movimientos sociales con líderes que son capaces de inspirar a otros. Como por ejemplo lo fue Martin Luther King. Con los medios modernos tenemos plataformas muy poderosas para este cambio.
f) El entorno político (tiempo de elecciones, referendos, etc.). Brexit es un ejemplo reciente de un cambio iniciado por una solución política.
Para que un cambio tenga tracción y se pueda generar un movimiento, se necesita que la idea de cambio sea compartida por un grupo, más que una persona. Damon Centola de la Universidad de Pennsylvania, estudió cómo se genera el cambio social y en especial cuántas personas son necesarias para que un movimiento tenga impacto. El resultado arroja que cuando 25% de un grupo o de una población siguen una idea, tenemos un cambio en la percepción de que se trata de un punto de vista de una minoría a mayoría. Un ejemplo de eso es que cuando mujeres en el trabajo son minoría, muchas veces se tienen que enfrentar con una cultura opresiva y discriminativa. Rosabeth Moss Kanter de la Universidad de Harvard, concluyó que cuando mujeres tienen 25% de las posiciones de liderazgo en una empresa, la cultura organizacional cambia. En mi percepción lo mismo aplica para generar una cultura que sea consciente con el medio ambiente dentro de una empresa, considerando con ello tomar medidas tajantes en relación a cuidar el agua, reducir el uso de plástico, reciclar y enfocar en energía limpia. Otro estudioso del tema, John Maxwell, ha llegado a la misma conclusión que Damon Centola con respecto al 25% de personas dentro de un grupo. Aunado a ello brinda otros lineamientos o recomendaciones para los líderes que pretenden llevar a cabo cambios dentro de las organizaciones:
• Hay que entender que otros 25% van a resistirse al cambio. Nadie va a hacer que cambien de opinión. Aceptémoslo.
• No darles demasiado foro o importancia a los 25% que no quieren sumarse al cambio. Puede afectar el cambio, frenarlo y reducir la credibilidad del líder del grupo u organización.
• Aproximadamente 50% de las personas pueden llegar a estar convencidos del movimiento. Ideas y actitudes son contagiosas. Es recomendable que el 50% tenga oportunidad de estar expuestos a las ideas del 25% cambiante.
• Si eres un líder, pídeles a los del 25% que te apoyen e influencien a los otros del 50%.
• Dales una plataforma y credibilidad a las 25% que son el impulso del cambio positivo. Ellos van a mover toda la organización para bien.
En lo personal, es un privilegio poder estar en una posición desde donde puedo impulsar el cambio. Pronto sumaremos 1,000 empleados en la planta que encabezo. Iniciar un cambio dentro de la planta requerirá una labor de convencimiento del 25% de los empleados. Pero imaginemos el impacto social y alcance que tendrá un movimiento surgido en una planta como la que lidero, cuando sus 1,000 empleados sean a su vez motor de cambio en sus hogares, con sus familiares, amigos y vecinos. El cambio social nace de las organizaciones cuando esos 1,000 empleados se llevan los cambios de hábitos, ideas y opiniones a sus 1,000 familias y comunidades. El cambio empieza contigo y conmigo. ¡Vamos a cambiar el mundo para bien!