Daniel Hernández rememoró el inicio de la pandemia, admitiendo que no esperaba la tormenta que sucedió, a lo que Gerardo López le hizo segunda al mencionar que nadie lo esperaba y que empezó a ver la realidad cuando descubrió que sus proveedores de China no podían abastecerles. Tras esto admitió que hicieron economía de guerra: solo comprar lo indispensable, que solo trabajara el personal necesario y mantener las puertas cerradas para el público en general. Explicó que esta estrategia les enseñó que debían adaptarse a nuevas formas de trabaja que los han ayudado a mejorar sus procesos.
Renato Villaseñor continuó la idea diciendo que los héroes este 2021 han sido los proveedores que han ayudado a la distribución de componentes que han escaseado tras la pandemia de la COVID-19, a lo que Harald dijo que se viene una escasez de aluminio por el magnesio, pero que ya Brose sabe cómo responder, pues lo vivido en estos dos años los ha fortalecido. Dijo que, por ejemplo, a sus clientes les han reducido un 40% de la producción, pero que ha sido para todos, sin marcar un favoritismo y que las OEM son las que han trabajado en estrategias para utilizar esos recursos en sus plantas. Dijo que la escasez de semiconductores se normalizaría para el 2022, pero que el nuevo reto era el aluminio, pero que se podría resolver en la medida de que las Tier 1 tengan proveedores regionales para responder a la cadena de suministro.
Marco Moreno comentó que la COVID-19 también hizo que el transito marítimo colapsara, pues los contenedores estaban medidos a través de la oferta y la demanda, pero al inicio de la pandemia estos quedaron varados en lugares incorrectos, lo que derivó en un congestionamiento que se ha visto reflejado en un periodo de 3 meses para los envíos, sumado a esto están los almacenes, los camiones y la cadena de suministro en general. Dio de ejemplo que, antes de la pandemia, un contenedor de Asia a Manzanillo costaba 3,500 dólares, ahora sale en 18 mil, por lo que la respuesta más clara ha sido en buscar proveedores regionales, para ahorrarse el gasto de traer productos de Asia a México.
Manuel Guevara explicó que a pesar de que 10 millones de vehículos que se han dejado de producir por la COVID-19, lo más duro fue no tener contacto con los colaboradores, lo cual les enseñó la importancia del capital humano, mostrando que lo más importante son las personas porque eventualmente el cliente comprará y ejemplo de eso es que Brose solo ha tenido una perdida del 3% en su plan de venta, mientras que hay empresas que han tenido una pérdida del 40%, pero los seres humanos son irremplazables.
Marco Moreno comentó que el 2020 fue el año de no tener perdidas, pero 2021 fue el año de iniciar la recuperación, para ello Brose buscó ser más precavido para alcanzar el plan de recuperación, aunque los números regionales varían, pues México se ha destacado, vendiendo un 25% más que otras regiones, lo que la convierte en una opción viable para futuras inversiones del Grupo Brose.
Gerardo López mencionó que eventualmente se llegarán a las 100 millones de unidades producidas al año a la que aspira la industria automotriz, pues mientras no se invente otra forma de movilidad, los vehículos serán indispensables. Explicó que cambiará la forma de movilidad, dando prioridad a la conducción autónoma y eléctrica, así como la renta de vehículos más que la venta, pero el que cambien las reglas del juego solo muestra que el sector debe adaptarse a ellas. Mencionó que en los próximos 5 años se volverán a llenar las líneas de suministro, pero que aún se verán muchos cambios que no puede predecir.
Harald Roeck complementó la idea de Gerardo López, al explicar que también la producción de modelos cambiaría dependiendo de la región, considerando que las SUV se estaban volviendo más solicitadas, pero aún había partes en donde la pick-ups eran más vendidas, al igual que los sedanes, lo importante sería que para 2035 el 40% de los autos en Estados Unidos deben de ser eléctricos. México deberá adaptarse como un proveedor optimo para su vecino, diversificando el mercado.
Los líderes compartieron la idea de que los retos que vienen estarán enfocados en la descarbonización de las empresas, reforzar la cadena de suministro para tener proveedores regionales calificados, adaptarse a la electromovilidad y la conducción autónoma y apostar por el talento joven en México, así como en volver al país en un diseñador de productos y no solo en un país manufacturero.
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