México, 19 de marzo.- A un año del inicio de la pandemia por
COVID-19, la gran bola de nieve para la industria automotriz mundial aún no se
ha detenido. De los paros obligados por sanidad y evitar contagios, pasamos a
disrupciones en cadenas de suministro, a una lenta recuperación por debajo del
rebote en la demanda de autos; y ahora, los rebotes y tendencias de consumo
tienen al sector en otro grave aprieto que puede durar varios meses más.
Además de situaciones impredecibles como la tormenta
invernal de Texas que afecto cadenas de proveeduría en la región, hay otros dos
culpables: La congestión o bloqueo portuario en las costas de los Estados
Unidos y México, y el desabasto generalizado de semiconductores y algunos materiales
plásticos. A continuación, te explicamos a detalle:
1.- Bloqueos de puertos:
Seamos breves: el problema con los puertos es que no están
llegando los petroquímicos para procesos de plásticos y componentes
electrónicos de los autos. Este es el caso de Toyota, que no estaba sufriendo
por semiconductores anteriormente, sino por partes que se vieron afectadas en
su suministro desde la tormenta invernal de febrero en Texas, y ahora por las largas
filas de buques cargueros de contenedores esperando a descargar en puertos
de Norteamérica.
¿Por qué no están llegando? Debido a restricciones
relacionadas con la pandemia de COVID-19 en las zonas portuarias y la
congestión que esto provoca sobre todo en los puertos de Los Angeles,
Oakland y Vancouver en Estados Unidos. La llegada de importaciones a
estos puertos se ha incrementado en hasta un 50% comparadas con el año
pasado, provocando congestiones y contenedores detenidos.
En especial, el puerto de Los Angeles sirve como entrada
para materias primas petroquímicas para las plantas norteamericanas de Toyota y
Honda, mismas que han anunciado paros por esta situación. El 32.2% de la
carga marítima que recibe Honda en la región llega a través del puerto de Los
Angeles, mientras que para Toyota representa el 53.3% de sus
importaciones (Fuente: S&P Global).
La congestión portuaria continuará mientras la pandemia
no ceda y el consumo siga aumentando, por lo que se pronostica que el alto
volumen de arribos a los puertos continúe hasta la mitad de 2021, por lo
menos.
2.- Desabasto de semiconductores y plásticos:
Se necesitan estrategias para alinear la llegada de
semiconductores, y próximamente, de baterías para los autos eléctricos.
Estas partes no fluyen de forma tan rápida como otras partes para la
industria automotriz, y están localizadas sobre todo en Asia.
Expertos en los Estados Unidos dijeron a The Detroit News que
la demanda de semiconductores puede tomar entre 3 a 6 meses para solucionarse
mediante acciones como la relocalización de proveeduría o el incremento y
reserva de capacidad de producción de fabricantes de estos componentes.
GM mantiene varias plantas en Norteamérica en paros de
producción debido al desabasto, como la de San Luis Potosí, que tiene cerca de
un mes sin producción. General Motors ha declarado que esta situación podría
significar pérdidas en 2021 de entre 1.5 y 2 mil millones de dólares.
La razón por la que es tan difícil para algunas armadoras el
cambiar su proveeduría de semiconductores es porque las plataformas de
vehículos suelen ser diseñadas con un proveedor de microchips específico en
mente, cuyas capacidades se adecuan mejor a sus autos. Por ejemplo: Los
dispositivos de Apple y los dispositivos Android utilizan semiconductores muy
distintos, que no pueden ser intercambiados.
Estas estrategias pensadas desde los departamentos de R+D de
las automotrices hacen que sea muy difícil y costoso el cambiar de
proveedores. El aumentar la capacidad de producción de los proveedores ya
definidos también lo es; el fabricante de semiconductores más grande del mundo,
Taiwan Semiconductor Manufacturing, construirá una fábrica en Arizona para
proveer a Norteamérica de forma más cercana, esta ubicación tendrá una
inversión de 12 mil millones de dólares, seis veces más de lo que cuesta una
planta armadora de autos en promedio.
¿Y qué hay del desabasto de plásticos? La tormenta
invernal de Texas que afectó también al norte de México el pasado mes de
febrero provocó interrupciones en las cadenas de suministro de la región, pero
poco se ha mencionado acerca de su efecto negativo para los proveedores de
plásticos. La producción de PVC cayó un 60% a causa del problema climático,
según datos del organismo ICIS.
Una vez más, la producción justo-a-tiempo ha demostrado sus
puntos negativos al ser impactado por situaciones imprevistas, pero no se
espera que las cadenas de suministro cambien demasiado una vez que este
problema logre solucionarse, pues el ahorro que se tiene de este sistema basado
en la manufactura esbelta es mayor que el de tener inventarios de sobra.
Podemos pensar en la situación de la industria como
similar a la vacunación alrededor del mundo, pues existe producción y
distribución de vacunas, como de semiconductores, pero simplemente no es
suficiente para todos. Y si llevamos más allá la comparación, la situación
logística en Norteamérica es parecida a la vacunación en algunos lugares del
país: una gran fila, que, a cuentagotas, va ofreciendo una esperanza sin fechas
claras.