El hidrógeno líquido (LH2) es una gran solución para reducir la huella medioambiental de la aviación, podría permitir una descarbonización completa del sector. Además es potencialmente un disipador de calor formidable, y su combustión produciría emisiones de NOx considerablemente más bajas que el combustible para aviones estándar.
Pero hay dos problemas: la producción de LH2 es costosa y se requiere de un cambio tecnológico importante que es poco probable que las fuerzas del mercado emprendan sin la ayuda o el impulso de las autoridades públicas.
El consorcio ENABLEH2 (ENABLing cryogEnic Hydrogen basado en transporte aéreo libre de CO2) recibió tal ayuda, casi 20 años después del último intento de la Comisión Europea de impulsar la investigación y el desarrollo de LH2 en el marco del proyecto Cryoplane.
'En ese momento, los costos asociados con la introducción de LH2 se consideraban prohibitivos', comenta Bobby Sethi, coordinador de ENABLEH2.
'Pero hemos visto un cambio drástico en los últimos 2 años. Nuestro proyecto no solo ayudó a revitalizar el interés, sino que la urgente necesidad de reducir el impacto de las actividades antropogénicas en el medio ambiente también ha despertado el entusiasmo por la investigación de LH2 en el sector de la aviación civil. Los costos ahora se consideran justificados debido a los beneficios ambientales y laborales', explica.
El reciente anuncio de Airbus de tres aviones con concepto de emisión cero, con el nombre en clave ZEROe, es un resultado lógico de este cambio de actitud.
Para 2035, el fabricante de aviones europeo espera permitir vuelos con motor LH2. ENABLEH2 es ampliamente considerado como el proyecto insignia que puede permitir que esto suceda.