Hace tan solo unos días, la quiebra de Aeroméxico parecía
una certeza inminente. El grupo que incluye a la aerolínea con más conexiones
internacionales en México tenía hasta el día 27 de enero para llegar a un
acuerdo con los sindicatos de pilotos y sobrecargos y así poder cumplir con el
contrato de crédito que le permitirá reestructurar sus pasivos y salvarse, al
menos por un tiempo, de la quiebra.
Fue Luisa María Alcalde, Secretaria del Trabajo y Previsión
Social del gobierno federal, la encargada de dar la noticia a través de su
cuenta de twitter, el 27 de enero a las 10:34 pm, una salvada, casi literalmente,
de último minuto:
“Después de un proceso difícil los pilotos y sobrecargos de
Aeroméxico aprobaron en votación democrática el convenio de reestructuración
con la empresa para evitar su quiebra. Confiamos en que vendrán tiempos mejores”,
dijo Alcalde en su tweet.
Ahora, lo que Aeroméxico tiene que hacer es reestructurar
sus pasivos, y hacer mayores ajustes a su operación para enfrentar la pandemia
de COVID-19, cuyos efectos seguirán afectando el mercado durante muchos meses,
mercado que hoy es dominado por Volaris y Vivaaerobus.
La compañía reconoció el esfuerzo que la ASSA y ASPA, (sindicatos
de sobrecargos y pilotos, respectivamente) hicieron para poder hacer frente a
la pandemia y afirmó que seguirán trabajando con ellos para formalizar y dar
seguimiento a los acuerdos. Los acuerdos fueron aceptados por mayoría, y
representan reducciones por 350 millones de dólares en contratos colectivos de
trabajo para pilotos de Aeroméxico y Aeroméxico Connect en los siguientes
cuatro años.
Entre las reducciones para los pilotos se encuentra una disminución
salarial de entre 5% y 15%, separación laboral de 79 pilotos que serán indemnizados
y 40 más con permiso sin goce de sueldo, reducciones de viáticos, hospedaje,
alimentación, uniformes y maletas.
Grupo Aeroméxico también deberá velar por el cumplimiento de
sus obligaciones con el contrato de crédito para solicitar un nuevo desembolso de
625 millones de dólares de su socio inversionista, bajo el tramo 2 de financiamiento,
en una línea de crédito de hasta 1,000 millones.