Álvaro comentó, al inicio de su presentación, que habría que definir el concepto de agricultura de precisión. Esta incorpora tecnologías en el campo, ya sean con sensores, drones, aspersores inteligentes; herramientas que conllevan a una mejora en la producción. Explicó que los drones son capaces de capturar imágenes que se trabajan con softwares especializados para generar procesos que permiten identificar detalles en el cultivo, tales como alguna maleza, plaga, cosecha lastimada, entre otros, todo dependerá de la imagen que se busque.
'En sí se hace una radiografía del terreno para revisar el campo y tomar decisiones', dijo Álvaro al explicar que antes de los drones, se usaban aviones para estos procesos, pero que la diferencia ahora radica en la resolución de la imagen y en un control más dinámico del equipo que permite revisar espacios más estrechos o jugar con la altitud de las tomas. Además, comentó que para pilotear un dron de manera profesional es necesario tramitar una licencia, misma que ronda entre los 40 y 50 mil pesos.
Afirmó que los drones están dejando de ser hobbies y que ahora son una herramienta eficaz para distintos sectores, no solo la agroindustria. Explicó que los drones se clasifican en dos: multi-rotores, que cuentan con varias hélices que les permiten sostener mayor peso; y drones de ala fija, que permiten cubrir mayores extensiones y que sirven para hacer mapeos rápidos. Entre estos destaca el dron hibrido, un equipo que vuelva como un avión, pero aterriza de forma vertical, lo que le permite dos movimientos.
Los drones pueden ser usados para la búsqueda de personas, realizar cartografía aérea, como medida de seguridad, en la inspección de obras en construcción, y actualmente con la pandemia de la COVID-19, para medir las multitudes, además de monitorear cultivos. En este sentido, los drones permiten revisar el índice vegetativo de los terrenos, la vigorosidad del cultivo, la cobertura vegetativa del terreno y hasta revisar la temperatura del mismo.
Para trabajar con un dron no es necesario volarlo, solo se necesita planificar vuelo, el tipo de operación y este seguirá su trayecto para obtener datos, mismos que serán descargados y que pueden generar procesamientos fotogramétricos, nubes de puntos, curvas de nivel, entre otros. Uno no vuela los drones, solo los programa y toma decisiones a partir de los datos. Es por ello que otro de los sectores que se benefician con ellos es el de la construcción, pues se calculan volúmenes y se generan planos para arquitectos o ingenieros civiles.
Álvaro explicó que la información no se consigue con fotos, sino con una luz que rebota en el piso y que regresa para dar información topográfica, así que también se utiliza para proyectos de arqueología, mapeo térmico, identificar fallas puntuales en paneles solares. Estos datos se pueden convertir en modelos digital de terrenos, modelos digitales de construcción, nubes de puntos para generar mallas 3D, curvas de nivel e imágenes ocupada para mapeos.
Durante la ronda de preguntas y respuestas, Álvaro informó que por el momento la fantasía de drones que reparten paquetería no es posible por las largas distancias que tendrían que recorrer, pero que no duda que en un futuro eso suceda, al mismo tiempo que se aspira a que los drones usen energía solar para volar. Mencionó que Coatzadrone Aerialtechnology ofrece cursos online de capacitación de software fotogramétrico.
Ante la pregunta ¿a partir de cuánto tiempo se ve la mejora en el campo con el uso de la agricultura de precisión? Álvaro respondió que depende de la acción, pues los conteos son más rápidos, pero realizar un análisis del crecimiento de la cosecha toma entre 3 a 6 meses, por otra parte, explicó que utilizar los drones para fertilizar puede ser complejo, pues el fertilizante pesa entre 5 litros y se necesita un dron robusto para llevar a cabo la acción, además que este solo podría trabajar entre 6 a 20 hectáreas en varios vuelos por el peso.
Para más informes favor de contactar a Coatzadrone Aerialtechnology.