Actualizado: 21/01/21, 9:00 horas.
La desaparición de Mexicana de Aviación en 2010 dejó un gran
vacío en los cielos de México, que poco a poco se fue llenando gracias a
empresas como Aeroméxico, Volaris, Interjet o Viva Aerobus. Pero a tan
solo diez años de este suceso, la pandemia de COVID-19 puede repetir la
historia y quitarnos a Aeroméxico para siempre.
Los efectos de la pandemia y las restricciones de viaje de
algunos de los 49 destinos internacionales de la aerolínea han puesto una
presión financiera insoportable sobre la compañía (perdieron el 30% de sus
pasajes), aún con esfuerzos como la utilización de sus aeronaves para carga.
Resultado de todo ello, el descontento en sus trabajadores también está
generando un conflicto que parece solo podrá resolverse con la quiebra de la
empresa.
Fundada en 1934, Aeroméxico no es nueva en el tema de las quiebras. En 1988 una huelga terminó con la suspensión de operaciones y declaración de quiebra de la empresa, para luego reformarse y volver a crecer, hasta que en 2007 dejó de ser una paraestatal y pasó a ser enteramente privada.
Aeroméxico solicitó a la Secretaría de Trabajo y Previsión
Social terminar con los contratos colectivos de pilotos y sobrecargos (alrededor
de 370 empleos), mientras que, en Estados Unidos, tiene aprobada desde
noviembre el despido de otros 766 sobrecargos. Pero la ASPA (Asociación
Sindical de Pilotos Aviadores de México no está de acuerdo con estas medidas.
El 20 de enero, las sobrecargos pudieron llegar a un acuerdo que les permitirá mantener sus pensiones, eliminando otras prestaciones y separando a 374 personas de sus empleos. Se espera que en los próximos siete días los pilotos puedan llegar a un acuerdo para la reestructura financiera del grupo, o en
su defecto, a una huelga que obligue a la empresa a declarar la quiebra.
Todo esto, sumado al nulo apoyo y empatía del gobierno
federal por rescatar a la aerolínea más representativa del país, podría impedir
que una línea de salvación crediticia por 1,000 millones de dólares no
llegue a la empresa el próximo 27 de enero, si no existen acuerdos entre
trabajadores y Aeroméxico.
Pero, ¿qué podría ocurrir después? Si le decimos adiós
a Aeroméxico, pueden suceder dos escenarios, el primero y más probable,
es que la empresa se reforme y renazca, como lo hizo en 1988, y retome
sus aeronaves y operaciones, aunque ese proceso podría tomar meses o incluso
años.
El segundo es un poco más independiente de lo que suceda con
Aeroméxico, e involucra que competidores como Volaris (la aerolínea más
utilizada en nuestro país, actualmente) y Viva Aerobus tomen las conexiones
que quedarán varadas y crezcan aún más en su dominio del mercado aéreo. No
por nada ambas han sumado nuevas aeronaves a sus flotas, como acaparando las
rebanadas del pastel que un moribundo Aeroméxico aún no quiere soltar.
La alianza Skyteam de la que es parte Aeroméxico con Delta
Airlines y Latam Airlines, también sufre. Delta ya retiró 227 de sus 823
aviones operativos en la alianza y Latam ya quebró durante la pandemia. Mientras
tanto, Emirates sonríe, y vuelca su atención a los destinos internacionales que
quedarán en el limbo de Aeroméxico.
Con un mundo post pandemia cada vez más cerca, ampliaciones
y nuevos aeropuertos siendo construidos en México, como el AIFA, y un turismo
que eventualmente regresará a nuestro país, los cielos sobre nosotros se
volverán un lugar muy ajetreado e interesante de nuevo, pese a que Aeroméxico
esté presente o no.