La jefa de General Motors, y la mujer más poderosa de la
industria automotriz a nivel global, Mary Barra, declaró el jueves 19 de
noviembre que el fabricante pondrá todas sus apuestas en convertirse en el
líder global de vehículos eléctricos, por encima de compañías como Tesla y
los esfuerzos que otros grupos como Volkswagen están haciendo.
Para lograrlo, GM pondrá vehículos eléctricos a lo largo
de toda su gama de modelos, desde los 30 mil a los 100 mil dólares, con el
objetivo de poner a todos en un EV. Barra cree que la venta de autos eléctricos
de GM podría tener ventas de 280,000 unidades al año en los estados costeros de
la unión americana, y donde este tipo de movilidad es más aceptada.
GM hará inversiones por al menos 27 mil millones de
dólares para 2023, un 35% más de lo anunciado previamente por la compañía,
que piensa transformar algunas de sus marcas, como Cadillac, a modelos
eléctricos únicamente.
Sobre las preocupaciones de inversores de GM sobre la separación
de mercados de la compañía entre vehículos tradicionales y eléctricos, Barra
mencionó que no cree que este sea un problema, porque en realidad los vehículos
eléctricos comparten un 70% de los componentes de un auto tradicional.
¿MÉXICO EN LA MIRA PARA INVERSIONES DE EVS?
Algo interesante de la conferencia de Mary Barra sobre este
tema, fue el comentario sobre los planes actuales de GM de incrementar su
capacidad de producción de baterías con LG Chem en una planta en Ohio, y sobre “aumentar
el número de plantas que producirán vehículos eléctricos”.
Durante un largo tiempo se ha especulado de la posibilidad
de GM de producir vehículos eléctricos en México. No sería una sorpresa que
sigan el ejemplo de Ford y en los próximos años (tan pronto como en 2023)
podamos estar produciendo vehículos eléctricos de General Motors en México.
Y es que serán 30 los modelos eléctricos que GM ofrecerá
de manera global para 2025, con 20 de ellos listos para 2023. Para mitad de
la década, GM espera tener ventas de EVs superiores al millón anual, y rangos
de batería de hasta 720 kilómetros en una sola carga, acortando la brecha
entre autos de combustión interna y eléctricos.