Grupo Monterrey ha sido, históricamente, uno de los
grupos empresariales con mayor peso en la política nacional, y una vez más a
mostrado su influencia al presentar las preocupaciones del sector automotriz
y autopartero en su reciente reunión con Andrés Manuel López Obrador.
Fruto de dicha reunión es la apertura del Gobierno Federal a
permitir la reapertura de las plantas para poder suministrar a la cadena
automotriz de los Estados Unidos una vez que esta haya reiniciado operaciones.
En su conferencia de prensa, el mandatario mexicano dijo: “Hablaron
en nombre de las empresas automotrices y de autopartes (…) que sí, ya tienen
conocimiento de que un día se va a abrir la rama automotriz en Estados Unidos
(…), y que a partir de ahí autoricemos de tres a cinco días abrir aquí para
que les dé tiempo de echar a andar sus plantas y embonar (…) la cadena de
producción”, dijo López Obrador. “Les dije que sí”, agregó el mandatario.
Esta declaración debe ser tomada con recelo, ya que no significa
que el sector automotriz cambie a ser considerado una actividad esencial,
como ha pedido la AMIA y la INA, pero sí posibilita que una gran cantidad de la
producción, cuyo 80% está dirigida a Estados Unidos, regrese en cuanto sea
posible.
Pero, ¿cuándo será posible? Con el número de casos en
los Estados Unidos aún por encima de los 30 mil diarios, es difícil precisar
cuando el país vecino logre frenar su curva de contagios y estabilizar su
sistema de salud. Las principales automotrices estadounidenses están
enfocadas ahora en su reconversión a producción de equipo médico esencial,
que en algunos casos podrá durar hasta mayo o junio.
Hasta ahora, algunas armadoras en México planean regresar a
producción alrededor del 4 de mayo, con suerte esta fecha será aquella
en la que se reinicie la producción para la cadena de exportación.
Otro problema es que ese 80% de producción para la cadena automotriz
de los Estados Unidos será, por mucho, menor al anterior a la pandemia,
debido a los ajustes en el mercado y en las autopartes requeridas en las armadoras
de suelo estadounidense.
Finalmente, AMLO, podría haber accedido de forma parecida al
dicho “a todos diles que sí, pero no les digas cuándo”, al tener enfrente una situación
poco clara acerca del impacto verdadero del coronavirus en México para las
próximas semanas, y si las medidas de contingencia impuestas hayan sido
suficientes para asegurar que el regreso de un sector tan importante como el
automotriz podrá darse sin poner en riesgo a los cientos de miles que trabajan
en él.
Algo es seguro, más allá de las declaraciones de mandatarios
u organizaciones, el que la vuelta sea ordenada y rápida para retomar el rumbo
económico del país depende de qué tan bien hagamos nuestra labor como
mexicanos, que logremos quedarnos en casa el mayor tiempo posible y acatar
las medidas sanitarias para evitar que la situación en nuestro país se salga
de control, como en Estados Unidos y Europa.