Durante la crisis global provocada por la pandemia del COVID-19, gobiernos de todo el mundo han optado por la medida de la sana distancia, pidiéndole a los ciudadanos quedarse en sus domicilios y a las empresas parar sus actividades, con la excepción de aquellos sectores encargados de cubrir necesidades básicas, es decir, considerados esenciales.
Hace tan solo unos días, el gobierno federal de México, declaró al país en estado de emergencia sanitaria debido al aumento de casos de coronavirus. Con esta declaración se exhortó a los diferentes sectores, sobre todo a empresas privadas, a detener sus actividades y así reducir el riesgo de contagio. El exhorto se lanzó en el Diario Oficial de la Federación y establece la suspensión de todas las actividades no esenciales desde el 30 de marzo hasta el 30 de abril de 2020.
De inmediato, se generó la duda: ¿Qué actividades no son esenciales en México? En el documento del DOF se señalan como actividades esenciales:
-'Las que son directamente necesarias para atender emergencias sanitarias'.
-'Las involucradas en la seguridad pública y la protección ciudadana'.
-'Las de los sectores fundamentales de la economía'.
-'Las relacionadas directamente con la operación de los programas sociales de gobierno'.
-'Las necesarias para la conservación, mantenimiento y reparación de la infraestructura crítica que asegura la producción y distribución de servicios indispensables'.
Estos puntos se pueden traducir, a grandes rasgos, como servicios de salud, alimentos, necesidades básicas de los hogares como gas o agua, medios de información, asilos y lo relacionado al transporte básico. Es decir, se refieren a lo más básico de la supervivencia y de lo que nos permite mantenernos conectados a nuestra forma de vida, por lo que no es de sorprenderse que sectores como el minero, metalúrgico o automotriz no estén contemplados como esenciales según esta definición.
Sin embargo, la industria automotriz sí juega un papel clave en nuestro país y en general, en el mundo entero. Según un comunicado que publicó esta misma semana la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), tan solo en México representa el 3.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y 20.5 por ciento del PIB en el sector manufactura. Además, la industria emplea directamente a cerca de 980 mil empleados y de ella dependen un poco más de 3.6 millones de mexicanos.
La relevancia de la industria recae principalmente en tres aspectos íntimamente relacionados:
-El laboral.
-El económico.
-El de servicio.
En el panorama de crisis en el que nos encontramos, las bondades que el servicio automovilístico ofrece a los usuarios, pasan a segundo plano y podemos esperar que las mayores repercusiones sean en el ámbito laboral y económico.
De acuerdo con el comunicado de la AMIA, la industria automotriz es esencial en cuanto a que es una gran fuente de empleo, atrae inversiones y potencializa el uso de tecnologías. Además, proporciona apoyo para mantener los servicios de emergencia, así como los servicios básicos que requiere la sociedad, ya que, los vehículos permiten el acceso a alimentos, medicinas e insumos fundamentales para la vida diaria.
Además, esta industria involucra a diversos sectores para la producción de los vehículos, lo cual incluye generar empleos dentro de diversas empresas, generando una derrama económica en 259 actividades diferentes más.
En México se establecen varias empresas automotrices transnacionales por la posición geográfica privilegiada, los costos competitivos de la mano de obra y por el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
Aproximadamente el 80% de los autos que se producen en el país, son exportados a Canadá o a Estados Unidos, en su mayoría. Con una disminución de la demanda o los controles que se tomen en cuestión de exportaciones, este aspecto se convierte en un foco de atención. Es por ello que, aunque las medidas de precaución solicitadas en el acuerdo del Diario Oficial, son necesarias para mantener la pandemia a raya, es necesario que la industria automotriz esté preparada para las consecuencias de dichas medidas, ya que, supondrán una caída tanto del mercado interno, como del de exportaciones, sin precedentes en la historia de más de 90 años del sector en México.
Desde los brotes en China, la industria en México se vio afectada por falta de insumos para que las armadoras pudieran trabajar, incluso, en algunas empresas, este factor influyó en la decisión de algunas para hacer paros de operaciones y, en otras, para trasladar producción y operaciones a nuestro país; esto antes de que el gobierno federal determinara su postura .
En resumen, ¿es esencial la industria automotriz en este momento? La respuesta corta es sí, su presencia e impacto económico pueden definir el rumbo del país una vez que el plazo propuesto haya pasado. ¿Es esencial que se mantenga operando para salvar vidas? Esta pregunta es mucho más difícil de responder, pero si tomamos en cuenta que muchas marcas de la industria automotriz alrededor del mundo están contribuyendo al combate de la pandemia, con iniciativas como ceder flotillas a hospitales (Hyundai, Kia, Ford…) o fabricar respiradores (FCA, GM, Tesla, Seat, Toyota…), lo que demuestra su compromiso social, podríamos decir que sí, la industria sí salva vidas.
Hay dilemas de por medio, por supuesto. Como es el tema laboral, la disposición oficial de que los salarios de todos los trabajadores se paguen de manera íntegra y la dificultad de algunas empresas, sobre todo pequeñas y medianas para lograrlo. O si aquellos que regresen a laborar lo hagan de manera voluntaria, ya sea para resumir las líneas de producción actuales en la industria, o para fabricar equipo médico de emergencia, pero esos son problemas que abordaremos en otra ocasión.
Por ahora, las acciones que tome el gobierno con respecto a los apoyos que solicita AMIA, resultarán cruciales para el desarrollo de la industria y el desarrollo de la recuperación de México.