El 26 de noviembre de 2018 sería un día fatídico para los habitantes
del pueblo canadiense de Oshawa, en la provincia de Ontario. GM anunció que
cerraría la planta definitivamente como parte de su nueva estrategia global.
Lo que alguna vez fue una de las plantas más grandes del
mundo, cerraría sus puertas. La locación de Oshawa llegó a superar en tamaño a otras
plantas icónicas como la de Volkswagen en Wolfsburg o Ford en Dearborn con
hasta 23 mil empleados y una producción de 620,000 autos en su punto más alto y
una extensión de 929 mil metros cuadrados.
Hoy, después de una larga pelea por parte del sindicato Unifor
por mantener lo que el pueblo de Oshawa considera su piedra angular en puestos
de trabajo, la planta finalmente ha cerrado. Cuando la última GMC Sierra LD 2019
salió de producción, con piezas firmadas por muchos de los 2600 empleados, fue
el fin de una era para el pueblo, y en una forma u otra, para General Motors.
No todo está perdido, en mayo, GM anunció que al menos 300
empleos permanecerían en la planta para probar tecnologías de nuevos modelos. Otras
plantas, como la de Lordstown, Ohio, fueron compradas para producir vehículos
eléctricos, conservando una buena cantidad de empleos y agregando nuevos.
Los pobladores de Oshawa no pierden la esperanza, en
vísperas de navidad, de que algún día GM vuelva al pueblo de 160 mil
habitantes, en el que todos trabajaron o conocieron a alguien que trabajó en la
planta.