El presidente ruso, Vladimir Putin hizo presencia en
Moscovia, para inaugurar la más reciente planta de Daimler AG en su país, una de las tres que el grupo planea construir
ahí.
Esto contrasta con la
decisión de otras automotrices de cerrar plantas en Rusia, como Ford, quien
abandonará la producción de vehículos ligeros en dos de sus plantas en el país debido
a las bajas ventas locales.
El gerente general de la nueva planta, Dieter Zetsche, dijo que
la planta cercana al área de Moscú producirá
sedanes y SUVs para el mercado local, y es parte de una estrategia para
acercar la producción a los clientes.
A la inauguración, donde Putin fue observado firmando uno de los primeros autos producidos en la
planta, asistieron también el ministro de economía alemán, Peter Altmaier, así
como la portavoz del ministerio alemán, Annika Einhorn.
La construcción
comenzó en 2017, a unos 50 km al norte de Moscú, con una inversión de $281 millones
de dólares. Daimler AG ya produce vehículos de uso utilitario en Rusia.
Se espera que la planta nueva produzca al menos 25,000 vehículos al año, empleando a 1000
personas de manera directa.
Sin embargo, esto no significa que Alemania olvide las
sanciones que impuso con Rusia por las acciones en Ucrania, el portavoz de la
canciller Angela Merkel, Steffen Seibert, dijo que la posición de Alemania
sobre las sanciones no ha cambiado, aunque está
en el interés alemán que Rusia sea próspera para que Alemania también lo sea.
Curiosamente, aunque la industria automotriz rusa colapsó
entre 2013 y 2016, las marcas de vehículos
de gama alta se han mantenido estables, superando las crisis internacionales y
sanciones impuestas al mercado ruso.
El comercio entre ambos países ha ido en incremento y en
2018 llegó a $62 mil millones de euros,
principalmente debido al gas natural que Alemania importa de Rusia, el mayor
productor de este recurso en el mundo.