Una visión familiar de impacto
La cabeza de la familia, el Sr. Rafael Javier De Alba Alatorre se asoció hace cuarenta y ocho años, en 1971, con Edgar David Gamboa Ruiz y arrancó operaciones en Irapuato en 1978. En esta primera generación de la familia De Alba, se pasó de ser comerciali- zadores de tornillos a ser proveedores de ellos. Rafael De Alba supo aprovecharse de la problemática de encontrar proveeduría confiable de tornillos, para hacer la suya propia.
Este sello familiar se ha repetido en las tres generaciones De Alba que desde entonces se han dedicado a la empresa. Encontrar oportunidades de mejora y de negocio donde aparece un problema es un ejemplo admirable para cualquier otra empresa industrial mexicana que tenga el elemento familiar en ella.
A través de estas casi cinco décadas, se integró la segunda generación, formada de los cinco hermanos De Alba: Francisco, Juan Pablo, José Luis, José Ernesto y Rosario. Gra- cias a ellos y al esfuerzo de un centenar de colaboradores es que dealba entró al ramo automotriz en 1993 con Hella.
Con ellos y ahora con la tercera generación, la de los nietos, dealba se planta en una posición especial dentro del estado y del país al contar con la certificación IATF 16949, otorgada por la casa certificadora Intertek. José Suárez, director de dicha casa afirmó que: “lograr una certificación como esta los pone en un plano completamente diferen- te, del mercado mexicano que exporta, menos del 1% son empresas certificadas, y a su vez, de este número solo el 1% logra la certificación IATF”.
No temen competir con internacionales
María Guadalupe Argüelles De Alba, quien está involucrada desde la primera gene- ración de la compañía, se mostró conmovida pero decidida a continuar empujando a todos los colaboradores para continuar con las etapas que faltan aún por recorrer, re- cordando que “es un compromiso conjunto”.
Parte de este compromiso radica en nunca temer competir contra los grandes fabri- cantes de tornillos a nivel internacional. Francisco De Alba, director general, expresó que “los grandes fabricantes de tornillos no nos asustan, tendrán más tecnología pero no tienen el capital humano que tenemos nosotros”.
Es precisamente con esta certificación, que se abren los negocios y la exportación para dealba, a un mayor mercado mundial, con la calidad y procesos que hoy los ponen en un lugar privilegiado pero también con un futuro brillante.