Cuando el sol se está ocultando en un lado del mundo, en el
otro comienza a salir: esto es lo que sucede con China, el país donde se
originó el COVID-19 y el más afectado, está saliendo de su crisis. Mientras las
imágenes de los médicos chinos dejando los tapabocas ruedan por el mundo, en
Europa los cierres y cancelaciones van ganando terreno.
La industria automotriz de Wuhan, el Detroit de China, se
vio gravemente afectada durante más de un mes por la crisis del coronavirus,
pero a partir de esta semana, las plantas de proveedores y fabricantes
automotrices han vuelto a abrir y comienzan a retomar su ritmo. Solo hay un
problema: ¿Tendrán las suficientes piezas, materias primas e incluso
trabajadores para lograr volver a la normalidad?
Fábricas con miles de empleados fueron sacadas de producción
por solo un caso positivo del virus, mientras en otras regiones de China, las
políticas y reglas eran distintas. Todo eso hace que el formar un plan de
vuelta a la cadena productiva sea mucho más complicado. Algunos centros productivos
volvieron al trabajo después del 17 de febrero y hoy aún enfrentan desafíos
para volver a su capacidad anterior al brote por problemas logísticos y de
suministro.
El problema radica en los bloqueos sanitarios y la falta
de personal en las principales arterias de transporte chinas, retrasando el envío
y recepción de materiales para continuar produciendo, este impacto tendrá
repercusiones en todo el 2020. Según un estudio de la Universidad de Wuhan y la
Federación de Industria y Comercio de Wuhan, más del 97% de las compañías de
la región de Hubei fueron afectadas por el brote, deteniendo sus procesos.
Fuera de esta región de China, más del 90% de las más de
300 empresas proveedoras de la industria automotriz china han reanudado
producción con una asistencia de trabajadores de hasta 80%, aunque los índices
de producción se mantienen bajos por problemas logísticos con empresas Tier 2 y
Tier 3.
La mayoría de las plantas armadoras a nivel mundial
conservan un stock de piezas para ser usados en caso de interrupciones en las
cadenas, y estos pueden ir desde uno a varios meses de reservas para continuar
produciendo, por lo que los rumores de cese de producción en plantas de México,
por ejemplo, deben tomarse con recelo.