No
hay mejor prueba de la fortaleza de un grupo internacional que el trabajo en
equipo de las personas que lo conforman. Más aún si es para poner en marcha una
nueva tecnología en un determinado mercado. Es lo que ha ocurrido en
Gestamp con la implantación en México del proceso productivo del hidroformado.
México se está convirtiendo en los últimos años en uno de los polos más importantes
en la fabricación de vehículos en el mundo. En 2018 se situó por primera vez
como el sexto mayor fabricante, con 3,9 millones de vehículos producidos. Es
una cifra inédita para este país, un mercado en el que están presentes los
mayores fabricantes de del mundo, los clientes de Gestamp.
En este contexto, en el que también la industria de componentes aumenta su
protagonismo, Gestamp ha apostado por introducir la tecnología del
hidroformado, una de las tecnologías
clave del Grupo, en su nueva planta de San Luís Potosí,
inaugurada el pasado mes de marzo. Con esta instalación, Gestamp cuenta con
siete plantas de producción en México en las que ofrece a sus clientes un
portfolio completo de tecnologías. El hidroformado permite obtener piezas de
geometrías complejas y para ello utiliza fundamentalmente la fuerza del agua.
UN EJEMPLO DE COLABORACIÓN DENTRO DE LA COMPAÑÍA
Para la puesta en marcha de esta nueva tecnología en México, Gestamp apostó por
la formación interna de los empleados que se encargarían de arrancar la primera
línea de hidroformado en México. Para ello, un equipo de 9 personas de Gestamp
San Luis Potosí se desplazó hasta la planta que domina el uso de esta tecnología
en todo el mundo, Gestamp Navarra, que cuenta actualmente con seis líneas de
hidroformado.
En un ejemplo de trasvase de conocimiento y de colaboración entre las plantas
del Grupo, un equipo compuesto por ingenieros, troquelistas, responsables de mantenimiento
y operarios se desplazó desde San Luis Potosí hasta Navarra. Lo hicieron por un
periodo de hasta 3 meses con el objetivo de aprender esta nueva tecnología y
ser luego los encargados de formar a sus compañeros en la planta.
'El proyecto ha supuesto un reto ya que hemos tenido un plazo acotado de tres
meses para conseguir que los compañeros de México adquirieran el mayor
conocimiento posible en la tecnología de hidroformado. Es muy gratificante,
sobre todo ver como los compañeros de San Luis Potosí tienen ya un nivel tan
alto y se han creado unos lazos tan estrechos que se les considera como uno más
de la plantilla', explica Sara González, responsable de hidroformado de Gestamp
Navarra.
Jesús Baliño, líder del proyecto de hidroformado en San Luis Potosí, señala que
estuvieron trabajando 'en conjunto con ellos, a la par de su producción nos
enseñaban y para mí esta es la parte más esencial porque al ver los problemas
que ellos tenían fuimos aprendiendo cómo los superaban. Que la línea esté en marcha
y funcionando es muy gratificante'.
Sin duda, una clara muestra de las historias de colaboración que se dan en
Gestamp alrededor del mundo. iniciativa que ha fortalecido el espíritu de
equipo y que ha hecho posible que la inauguración de la primera línea mexicana
de hidroformado de Gestamp en el país haya sido todo un éxito.