La compañía nipona, originaria de Okinawa, Chura, presentó su espectáculo de canto y danza La flor del sol en el Teatro del Bicentenario.
Los artistas incluyeron en el performance al público, y la cantante Megumi Gushi cerró el encuentro interpretando La Bikina, para deleite de la audiencia.
La música japonesa se toca y suena distinta a los sonidos de este lado del mundo. La vestimenta, llena de arreglos florales y fuertes colores se compagina con la sencillez de los movimientos, siempre precisos y realizados en nombre del honor.
Así comienza la danza de bienvenida, con la elegancia y destreza con que se realiza el ritual del té, y la sincronía de la oscilación de los tallos de bambú cuando son acariciados por la brisa de aquellos parajes.
Las coreografías también incluían elementos como los hanagasa (sombreros de flor) y castañuelas hechas de bambú. Entre acto y acto, Megumi Gushi interpretaba y pedía al público que acompañara sus compases coreando cuando ella lo indicara.
La danza de la grulla y la tortuga rememoraba a un cuento de Kawabata y los personajes fueron despedidos por las olas danzarinas.
Un cambio de luces sirvió a manera de cambio de escenario, para volver a la atmósfera bélica y recibir a 5 guerreras, que de bailar con abanicos y flores, dieron fe de sus papeles multifacéticos y regresaron al escenario a danzar con Sai y Nunchaku, —armas tradicionales— y la fuerza de un samurái.
También hubo espacio para los bailes cómicos, donde un par de abuelitos contonearon sus caderas al compás de los aplausos del público, y coreografías que representaban la vida de los agricultores, incluyendo en sus movimientos los azadones y las hoces.
Para sorpresa del público, un dragón muy perruno se deslizó entre la audiencia, comiendo a algunos, pidiendo caricias a otros, hasta llegar al escenario para jugar con su dueño y hacer piruetas.
Da la fantasía a la cotidianeidad, Chura también compartió con el público leonés la espiritualidad y ahuyentó a los malos espíritus a través con la danza representativa.
Gushi salió adornada con un sarape, para interpretar La Bikina y junto a Kouji Hishimoto compartió un poco de los usos gastronómicos de Okinawa, donde existen tacos de arroz.
Fuente: Zona franca